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Mostrando entradas de julio, 2011

El señor de los anillos

Es mucho lo que se pude comentar sobre el egregio regidor de demarcación diminuta que propuso a su sala capitular que encargaran no uno, sino tres anillos para cada uno de ellos, para conservarlos como recuerdo de su gestión. Y aun así, están aprobando nuevas demarcaciones a la carrera, como si en ello fuera la vida de no sé quién(es). Aquí hay distritos municipales que abarcan dos calles, parajes de menos de quinientos moradores con categoría recién adquirida de municipios, o sea que requieren alcaldías, alcaldes, regidores y diputados. Pero jamás vayan a pensar que son auto-sostenibles. No. Es con nuestro dinero, el que más rinde para esas misiones y no nos llega a nosotros, que lo generamos, ni por error. También podría contarles de un tipo de cerca de sesenta años que conserva los anillos del matrimonio de sus padres para un día – supongo que en la próxima vida – casarse con la mujer, no que siempre ha querido, sino que daría gusto y paz a su difunto padre y a su más que viva mad

A doña Susana con cariño

¡Qué suerte tuvimos mis amistades, mi mamá, mi hija y yo! Cuando me dio por hacer fiestas en mi casa, celebrando por grupos los cumpleaños de mis amigos y amigas, doña Susana nunca faltó. Pasaba la parte temprana de la fiesta viendo sus novelas por televisión con mi mamá, que era su amiga, y el resto disfrutando con mi manicomio privado. Para colmar mi suerte, dispongo de un disco de merengues con la orquesta de Napoleón Zayas que incluye La Maricutana, merengue favorito de doña Susana, y también cuento con tremendo equipo de amigos bailadores que se disputaban por bailar con ella. Muchas veces la acompañé a las actividades sociales de las que se nutría del material para su adictiva columna y, tengo que resaltar que, sin que ni remotamente estuviera de acuerdo conmigo en mi forma de ser, de actuar y de pensar, siempre tuvo palabras de respeto hacia mí, tanto en lenguaje oral como escrito, cosa que no siempre agradaba a algunas de sus lectoras cautivas. ¿Cómo olvidar aquella fiesta

Palo ensebado irreversible

El mismo día, primero declara el precandidato morado que su triunfo es irreversible y luego, jugando a la víctima que busca despertar piedad, lo cual es propio de la conducta peledeísta, dice que la carga impositiva que su gobierno está tirando encima al cansado burro que somos nosotros convertirá su campaña en un palo ensebado. Y al día siguiente, se envalentona y dice que Leonel no lo va a joder. Tengo que inferir que, nacido y criado en San Juan de la Maguana, Danilo debe ser un campeón invicto de ese juego de resistencia. Porque, decir en Fantino que su victoria no tiene vuelta atrás y, unas horas más tarde, en Puerto Plata, enfatizar que esa victoria puede deslizarse vertiginosamente hacia abajo debido a una reforma fiscal que para él, de ninguna manera puede ser sorpresiva, es creer, como el resto de sus compañeritos, que somos burros, no sólo de carga, sino carentes de pensamiento por lo mal que nos han puesto a comer, o es una forma demasiado retorcida de que le cojamos pena,

Tranquilo con Danilo

¡Tantos años de duquesa, y no aprendes a mover el abanico! ¿Y esa desesperación, muchacho? ¿Te has dado cuenta, de repente, que debes apoyar a tu candidato y has querido darle una prueba desaforada de tu apoyo? ¿Para qué? En cuanto a él, siempre ha estado de tu lado, nunca te ha enfrentado, no te ha hecho la menor crítica, ni observación. No es necesario que le des pruebas de que estás de su lado: él está del tuyo. En cuanto a ti, no gastes tu pólvora en garzas: él no va a ganar ni que te vayas de boca apoyándolo, ni que gastes todo nuestro dinero y el que coges prestado a nuestro nombre en hacerle campaña. Ahora, en relación a esa sacadera de cuentas a tu predecesor y seguro sucesor, debes tener conciencia de que perdiste un tiempo precioso de ése que te pagamos sin que sepamos exactamente cuánto. Este ha sido el más innecesario y el más perjudicial – para ti mismo - de todos tus discursos. Todo el mundo sabe hasta donde se extendió tu mano y la de los tuyos en la mayor parte de lo

Efectivamente, no los amo

Precisamente porque los entiendo, no que los comprendo ni que los acepto, no puedo amarlos. A ninguno de ellos. Nos han convertido, a todos y cada uno de nosotros, en aquellos niños huerfanitos, con herencia, a quienes algún familiar o vecino, no enfermo mental, sino pura y simplemente malvado, se ofrecía a custodiar hasta su mayoría de edad, cuando, si llegaban vivos, ya no les quedaba ni un solo centavo y hasta debían dinero a sus “benefactores”. Sí, señor. Los gobernantes peledeístas son las brujas de los cuentos infantiles. Son los malos de las películas no tan infantiles. Son los grandes abusadores de nuestra cruda realidad nacional. Entonces, no es que no los entendemos. Es que los aborrecemos. Mucho. Les tenemos asco. Han acaparado todo lo que nos pertenece y, si les da la gana, sueltan una que otra migaja a quien les parece. “Te estoy ayudando”, nos dicen, como si se estuvieran desprendiendo de algo propio para hacernos un favor. Tres mil sombreros, mal contados, en un so

Cuatro pájaros de un tiro

En medio del desparpajo gubernamental para administrar el Estado y tratar a sus propietarios, que les pagamos no sabemos cuánto, más todo lo que nos niegan y nos arrebatan, el presidente se ha estado quitando de encima sus mayores estorbos políticos: su propio vicepresidente, su propia esposa y su propio candidato. Al vicepresidente, lo conserva como tal, porque no le queda de otra y en algún momento, antes de que se destapara a dar declaraciones tan repetitivas como desafortunadas, le sumó, en términos sociales. A la esposa, la conserva como tal, porque es mucho lo que le ha aportado en términos económicos, y también sociales (en su momento, era importante estar casado). No sé qué le habrá aportado Danilo alguna vez, pero en este momento lo ha hecho quedar como un presidente de partido que acepta decisiones, lo cual no es más que otro montaje. Pero, en términos políticos, se los quitó de encima a los tres. Ahora, sus amarres andan por otro camino: ya tiene el poder legislativo y el po

Calidad moral

Enternece leer y escuchar las declaraciones de tantos funcionarios morados descalificando a quienes critican sus acciones, cual de todas más perniciosa para la población. Es increíble que el más joven de los partidos que ha llegado al poder precisamente con el más joven de los presidentes hayan puesto el país y sus habitantes en las condiciones en que estamos todos menos ellos y encima reaccionen tan airados a la menor observación. No conformes, desacreditan y descalifican a todo aquel que los haga sentir atacados, señalados, aunque los hechos estén ahí y no haya forma de negarlos ni ocultarlos por más esfuerzos que hagan. Nos exigen ser sus cómplices. Nos exigen ser tarados. Nos exigen mantener esa nueva vida que han descubierto, que no ha terminado de deslumbrarlos y que no están dispuestos a dejar ni que los maten. Pensamos que tantos de ellos, empezando por el presidente, de origen tan pobre, con formación académica, formación política, o con entrenamiento de guerra, hombres y muje

La vida que elegimos

La razón por la cual no podemos sentirnos libres ni progresar en nuestro país es muy sencilla. No tenemos ni hacemos causa común. No podemos ser libres sin sentido de la igualdad de derechos y deberes, ni podemos progresar sin ejercer la solidaridad. Como si no bastara la brutal desigualdad a la que nos somete la administración de nuestro Estado, nos esmeramos en hacerla tangible, compitiendo entre nosotros en aspectos de la vida desde los más triviales hasta los más importantes. Así es imposible ser solidarios. Entonces, ni somos libres, ni progresamos. Nuestras esclavitudes nos estancan. Somos esclavos de la enseñanza privada, la salud privada, el transporte privadísimo y preferiblemente de lujo, los sistemas privados de abastecimiento de agua y energía eléctrica, la comunicación privada, todo privado. Ni siquiera cada familia: cada uno de sus miembros compone o dispone de un sistema privado, y todo el mundo bien atento al sistema ajeno, no para igualarlo, sino para superarlo. Nuestr

Si tú mueres primero

Yo te prometo que escribiré la historia de nuestro amor con toda el alma llena de sentimientos, la escribiré con sangre, con tinta sangre del corazón. De modo, hombres dominicanos, que cuando les dé ese ataque de pasión que los lleva a matar a las mujeres para luego suicidarse, tranquilamente tomen la preferencia y suicídense primero. No sean tan caballerosos ni se apeguen tanto al “ladies first” (las damas primero). Ahí sí cabe bien aquello de que muerto el perro, se acabó la rabia. Porque, estoy completamente de acuerdo en que quien no puede estar vivo, debe morir. Y si son ustedes los que no pueden vivir sin sus parejas o ex parejas, si no soportan la ignominia de verse alternados, botados o sustituidos, en otras palabras, tratados en la igualdad, son ustedes quienes deben morir. Y, por cierto, vayan a suicidarse bien lejos, donde no haya que verlos en una situación tan indigna, tan débil, como lo es atentar contra su propia vida. Ojos que no ven, corazón que no siente. Si es verdad

Asuntos de género

Si hay algo que evito en la vida es “conflictuar” (entrar en conflicto) con las militantes del feminismo, entre otras, porque tengo amigas muy queridas que profesan esa fe. Las sé muy celosas de lo que consideran sus logros y recuerdo su reacción cuando se habló de que la entonces Secretaría de Estado de la Mujer cambiara a Secretaría de Estado de la Familia. Pero, ya que convinieron cambiar la nomenclatura al feminismo por asuntos de género, creo oportuna la ocasión para proponer que el ahora Ministerio de la Mujer cambie a Ministerio de Asuntos de Género, de manera que incluya a la población gay, que padece de males como la discriminación y la violencia por razones de género, de su preferencia sexual, pero resulta que no son mujeres, sino hombres que tienen sexo con hombres. Nos gusten o no nos gusten, los “pájaros” existen y estamos obligados/as a respetarlos. Tienen tantos derechos civiles como el resto de la población y merecen (más bien carecen de) tanta protección estatal como l

En sesión permanente

Admitiendo que nuestra necesidad real es un cambio radical de sistema, hace tiempo que decidí ejercer mi derecho a participar – hasta donde el sistema que nos rige lo permite – si no en la toma de decisiones, al menos en publicar posiciones sobre los temas que nos afectan, nos interesan o nos sensibilizan, de manera que, como ya es de conocimiento de quienes me leen, estoy metida de cabeza en apoyar la candidatura presidencial de Hipólito Mejía. Me declaro en sesión permanente. A tales fines, pongo a disposición mi blog: cibercosette.blogspot.com, si “jallo” los cuartos, en algún momento abriré un programa de radio, y tengo un nuevo correo electrónico: ensesionpermanente@gmail.com. Espero recibir sus comentarios, sus puntos de vista, temas a tratar, observaciones, advertencias, aspectos que deban ser incluidos en el programa de gobierno, en fin, todo lo que quieran decir sobre el candidato de mi preferencia. Acepto críticas, por duras que sean. Insultos, no. Yo también sé ofender ¡y

Es verdad, son engreídos

Se queda corta la ministra de educación superior al tildar de engreídos a los dueños de los colegios. Son unos buenos abusadores, explotadores de maestros “bien pagados”, sacan la lengua a los padres, los estafan, dando a sus hijos, los alumnos, una educación de mediocre a muy mala, no pocas veces maltratándolos, inculcándoles disparates y fomentando competencias muy dañinas de corte socio-económico, en fin, que no hay nada más parecido a un funcionario peledeísta que un dueño de colegio. Esos engreídos saben bien que ese derecho civil, la educación, el deber constitucional de enviar los menores a la escuela, no está garantizado por el Estado. Entonces, se multiplicaron y crecieron mucho más que las bancas de apuestas, que los colmadones y demás tarantines donde la gente gasta su dinero, básicamente para alardear de lo que carece, como se estila. Para más parecerse al gobierno, los colegios son causa principal de tensión, de insomnio, de infartos, de presión alta, de suicidios, o sea,