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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Lo prometido es deuda

Les prometí contarles mis experiencias en las elecciones legislativas y municipales, más que como votante, como candidata que fui. En 2002, la coalición de partidos de izquierda abrió su boleta electoral a ciudadanos de conocida trayectoria de inquietudes sociales, me acerqué, me acogieron, y fui candidata a diputada. En ese tiempo, yo tenía una presencia fuerte en los medios de comunicación. No solamente escribía en periódicos y revistas, sino que me invitaban a muchos programas de radio y televisión de gran audiencia. El MIUCA y todos sus dirigentes me dieron un apoyo que nunca olvidaré. Las actividades que organicé para promover mi campaña tuvieron mucho éxito. Mi propuesta electoral tuvo un gran impacto. Nadie me negó respaldo económico. A la hora de la verdad, me contaron 73 votos.  Aparte de todos los que no votaron por mí, sucedió que algunos dirigentes de los partidos de la coalición que originalmente no eran candidatos, terminaron metiéndose en las boletas y

Inteligencia, preparación y experiencia

Algunos de mis contactos por las redes sociales, a quienes doy por jóvenes, esperan de mí, me exigen o me atribuyen inteligencia, preparación y experiencia. Lo gracioso del caso es que todos, en el fondo, buscan que me haga responsable de sus decisiones políticas, específicamente electorales, lo cual, en un adulto, por muy joven que sea, es inaceptable. Entonces, decidí contarles, a ellos y a ustedes, mi historia electoral, para que “por los sábados, deduzcan los días de fiesta”. Voté por primera vez en las elecciones de 1970, por Francisco Lora, vicepresidente de Balaguer que renunció y formó tienda aparte. El criterio que primó en mi decisión (cumpliría 19 años meses después de esas elecciones) fue el vínculo de amistad entre el candidato y algunos allegados por afinidad o sangre. En 1974 no voté porque estaba fuera del país, estudiando en Francia. Creo que regresé ese mismo año, pero ya pasadas las elecciones. Cuando, en 1978, fui a sacar el Registro Electoral par

Tertulias

Todos tenemos familiares, amigos y relacionados que ni muertos se acercan a un partido; otros que detestan las reuniones políticas, escuchar discursos y aplaudirlos sin entenderlos y sin oportunidad de opinar a favor o en contra; que de ninguna manera participarían en una caravana y que no pueden o no están dispuestos a colaborar materialmente con una campaña electoral. Sin embargo, todos están conscientes de que votar, más que un derecho, es un deber. Muchos están convencidos de que ¡basta ya!, que es indispensable un cambio de gobierno y saben que el único candidato con probabilidades de generar ese cambio es Luis. Siendo adultas todas las personas en capacidad de ejercer el sufragio, no podemos decirles que voten por nuestro candidato porque sí, para complacernos, para “ayudarnos” bajo compromiso de que retornaremos esa ayuda cuando lleguemos al poder, ni nada por el estilo. Por todo eso y mucho más, sugiero a quienes tienen la intención de hacer los esfuerzos a s