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Mostrando entradas de febrero, 2016

La juventud y las mujeres

Me pregunto si esos dos numerosísimos sectores de la población han decidido resignarse a vivir con su insatisfacción, con sus carencias, con su desamparo, su desigualdad, su exclusión, su inseguridad. Sólo eso explica que Danilo esté contando con que se reelegirá con esos votos, los de los jóvenes y los de las mujeres. Si en la capital las cosas están color de hormiga para mujeres y jóvenes, la vida que llevan en pueblos y campos es inenarrable. No es pensable que, luego de estos 16 años morados, puedan querer más. No sé cómo es que las encuestadoras llegan a sus conclusiones, ni de dónde sacan los números que publican, porque no han sido pocas las imágenes, tanto en fotos como en vídeos, que muestran claramente el paso de los vehículos de lujo de las caravanas reeleccionistas sin que los moradores salgan a vitorearlos o a seguirlos. Puertas y ventanas cerradas, calles desiertas, incluso en los puntos donde colocan tarimas con música a todo dar y quién sabe si algún brindis. Y miren

No a la relección

A menos de tres meses de las elecciones, que serán la forma pacífica de deshacernos de Danilo y el PLD, noto que abundan denuncias, reacciones, ideas y opiniones, muchas de ellas geniales, pero muy pocas ajustadas a la cruda realidad del momento. El horno no está para galleticas. Todo lo que tenemos que definir es si queremos o no queremos cuatro años más de flagelo morado. Y apegarnos cual clavo ardiendo a la única posibilidad de salir de esa plaga, de darnos cuatro años de respiro y de organización del país que queremos, necesitamos y merecemos. No estoy diciendo que el partido y el candidato que constituyen la vía de solución sean la maravilla de Dindo. Para nada. Ese partido y su candidato son tan producto del sistema como los demás, y lo demuestran constantemente. Sin embargo, eso es lo que hay, es todo lo que tenemos en este momento. Al menos, no vienen con hambre vieja a matársela en el poder. Por su formación doméstica y académica, son más de caridad que de solidar

Extraña naturalidad

Por más que digan que la corrupción es mundial, es sorprendente que los dominicanos permanezcamos imperturbables ante las pocas noticias que nos llegan sobre la administración de nuestro patrimonio. Hace tiempo que vivimos al salto de la pulga, que nuestro nivel de vida ha bajado significativamente, que quien/es nos dan trabajos, mayormente picoteos o botellitas ofensivas sienten que nos están ayudando, que nos están haciendo un favor y que, felizmente, todavía algunos de nosotros contamos con allegados que, cuando pueden, comparten aquello de lo que disponen, ya sea en donación solidaria o en préstamo igualmente solidario, del mismo modo en que tienen la certeza de que hicimos o estamos dispuestos a hacer lo mismo con ellos y con otros. Y ni así reaccionamos ante las alucinantes cifras que nos restriegan los morados gobernantes, ya no a diario, sino más de una vez al día.  Muchísimos de nosotros cubriríamos todas nuestras necesidades, nuestros compromisos y hasta asegurar

Engáñame, que me gusta

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Partiendo del falso criterio de que los niños no entienden y si entienden, olvidan pronto, crecimos y luego criamos a base de mentiras que se caían de la mata y que luego, olímpicamente, justificamos con una estupidez, mientras nosotros en la infancia y más tarde nuestros hijos, creíamos y creían que esas mentiras eran piadosas, motivadas por amor, cuando menos, para salir de un momento doloroso o desagradable. Empecemos por el cuento de que nos trajo una cigüeña. Luego, "cierra los ojitos, que eso no duele", y encima, "¿viste que no dolió?". Que si Santicló, que si los Reyes, a los de mi generación, que Trujillo era tan bueno que sólo se equiparaba a Dios. "Te golpeo porque te quiero" (en no pocos casos: "tu papá me golpea porque me quiere"), y así, la vida entera en un círculo perverso de engaños consecutivos, de tal modo que no conocemos otra forma de relacionarnos afectivamente con los demás. De hecho, relacionamos íntimamente la autorid