Toda una vida
3 de mayo de 2005, peródico HOY Muy a tiempo, mi hija aprendió que, además de las buenas notas, para asegurar su porvenir de la forma que lo haya concebido, en lo profesional o lo económico –hasta ahora bastante difíciles de conjugar– es prudente inscribirse en un partido político. Y se inscribió. El pasado domingo 24 de abril, conmemoración de la gesta del 65, asistió a su primera actividad como militante y vino contentísima porque un joven de su edad la abordó diciendo que su mamá era mi amiga. A mí se me aguaron los ojos. Primero, porque se trata de una amiga muy querida, a quien he visto muy poco después que nos enganchamos a madres (ella, además, a esposa). Gracias, Luchy. Segundo, porque esas cosas ya no ocurren con frecuencia. A los jóvenes de hoy, en general, no les importan esos detalles. Y tercero, porque no deja de ser un hálito de esperanza que en un partido se fomente la amistad entre su membresía, especialmente la juventud. Entonces, no será imposible la inquieta moción d