La que me faltaba
No se sorprendan si cualquier día de éstos se enteran de que estoy presa por evasión fiscal. Hice una traducción corta a una empresa privada, por un monto de tres mil doscientos pesos, menos el diez por ciento que manda la ley, y resulta que no pueden pagarme porque aparezco “bloqueada” por la egregia Dirección General de Impuestos Internos. Acudí a la misma oficina en la que hace un tiempo tuve a bien inscribirme voluntariamente y me dieron un formulario grandísimo para que lo llenara. No entendí nada de lo que pedía el formulario, que no fuera la certeza de que no correspondía a mi categoría de chiripera de las traducciones. Consulté con una experta y me dijo que no, que fuera a la principal y, en una ventanilla, pidiera un bloque de facturas fiscales para persona físicas. Ahí me enteré de que primero tenía que solicitar al director general el “alta” del “bloqueo”, y esperar diez días para que un inspector me visite y decida mi suerte al respecto. Además, tenía que depositar la car...