Observaciones
Tampoco pensaba verlo, pero también lo vi, para establecer comparaciones. Y si algo me quedó de mis casi dos horas dedicadas a la comparecencia de Danilo en Teleantillas, fue la seguridad de que, para Danilo, corregir lo que está mal y continuar lo que está bien es exactamente lo mismo. No hay ni siquiera un hilito imperceptible que separe el bien del mal. Sus respuestas a las dos preguntas fueron idénticas, casi palabra por palabra. Por eso, no quiero ni pensar qué será lo que nunca se ha hecho. Tuvieron que hacerle tres veces por lo menos dos preguntas que, a pesar de todo lo que dijo las dos veces anteriores durante los respectivos tres minutos, no respondió claramente. Y la tercera vez, tampoco. Su celebrada respuesta de que mantendría el Despacho de la Primera Dama tal cual porque si no, “¿qué voy a hacer con Candy?”, me pareció de un mal gusto espantoso, como el de tantos hombres que, para hacer y deshacer, entienden que sus mujeres deben estar bien embulladas, sólo que e...