Me declaro incompetente.
Hace dos o tres años, realicé unos trabajos de traducción para un ministerio. Las veces que me pagaron, con cheques, tuve que hacer el tour de las agencias del banco, ya que la firma no era correcta, no era igual a la firma que aparecía en las tarjetas y las pantallas. Cada vez que llamaba al ministerio, me indicaban que fuera a tal o cual sucursal, que ahí me lo cambiarían. Y terminé pidiéndoles que no solicitaran más mis servicios. Recientemente, me llamaron de nuevo. Me exigieron un Registro de Proveedor del Estado y una cuenta de banco, porque ya no pagarían más con cheques, sino por transferencia bancaria (operación que dura un minuto o menos). Sin el menor deseo de trabajar, sólo por la más estricta necesidad, cumplí con los requisitos, coticé y me dieron luz verde para que arrancara, que la orden de trabajo venía en camino. Primer disgusto: mi cotización indicaba claramente que la forma de pago debía ser contra entrega. Cuando me llegó la orden de servicios, ellos se tomaron...