Separaciones
Ayer fue día de una separación. Una más en mi vida. Me separé de una perra que llevaba siete años conmigo, es decir, todo los años que ha vivido hasta ahora, y también de una cachorra de nueve meses, de los cuales llevaba seis en mi casa, pero que se hizo sentir, y de qué manera. Más de un/a allegado/a, más de un contacto, ha hecho comentarios que, intencionados o no, sugieren que debo sentirme culpable por haberlas excluido de mi vida. Y tengo a bien informarles que esas dos perras fueron inmensamente felices en mi casa, estuvieron siempre muy bien atendidas, dentro de mis cánones, no de la variedad de cánones ajenos, y sólo yo sé los sacrificios y esfuerzos que hicimos, cuánto prolongamos la permanencia en esta casa, en este entorno desagradable y agresivo, porque no encontrábamos una vivienda adecuada en la que cupiéramos todos y que, por supuesto, pudiéramos pagar. Antes de seguir, quiero que conste que no estoy dando explicaciones a nadie. Más bien, estoy haciendo una cat...