Nueva explotación de la pobreza
Para quienes no tenemos gran cosa que hacer y necesitamos huir de nuestros propios pensamientos (ni hablar de los pensamientos ajenos que nos invaden por las más variadas vías), el extenso repertorio de canales en las redes ocupa parte de nuestro tiempo y, en ocasiones, puede ser divertido, sobre todo si no nos detenemos a analizar esas publicaciones. Tengo entendido que, a partir de un cierto número de seguidores, algunas de esas redes pagan, y pagan bien, a sus productores, quienes además tienen su propia publicidad, pero he visto que esas redes también colocan sus anuncios, digamos, internacionales. Me llama la atención que, aparte de las emisiones de noticias falsas, chismes políticos, pronósticos, análisis y difamaciones de todos los calibres, los que más seguidores tienen son los que divierten a base de la ignorancia de la gente. Sí, son muy divertidos, mientras los vemos con ese fin. Pero, si lo pensamos bien, son patéticos. Podríamos consolarnos ...