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Fantasmeo en las redes sociales

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Como su nombre lo indica, las redes sociales tienen como fin principal eso mismo, hacer vida social, intercambiar información, exponer líneas de pensamiento, fijar posiciones sobre los hechos que nos afectan, más todos los disparates que nos cruzan por la cabeza con más frecuencia de la soportable. Al igual que en el mundo real, hay mucha gente que no acostumbra a dar la cara. Tienen sus páginas sin foto, sus publicaciones bloqueadas y no pocas veces usan seudónimos (nombres falsos), dando por hecho que se trata de un ejercicio de libertad que, por cierto, lo consideran un derecho propio pero que no reconocen ni respetan en los demás. La prueba es que se atreven a solicitar amistad a quienes tenemos nuestros perfiles abiertos, teniendo el de ellos cerradísimo. Si así es como les gusta, perfecto. Pero no soliciten amistad sobre esas bases. Cuando lo hacen, lo que están diciendo es: yo quiero y puedo ver todo lo tuyo, pero tú ni siquiera puedes saber quién soy. Y eso es una indecen...

Hace apenas 70 añitos

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No recuerdo el día exacto, pero con seguridad fue en la primera quincena de septiembre de 1955 que fui a la escuela por primera vez. Al kindergarden del Instituto Escuela, cuya profesora era la señorita Gladys - en el mundo real, doña Gladys Nivar de Scaroina. Arrancamos con buen pie: lean con qué maestra tuvimos la suerte de empezar el largo camino de la escolaridad. Gladys Nivar: artista, maestra, feminista y antitrujillista La señorita Gladys no nos dejaba sentar antes de decir buenos días en voz alta. Entre mis compañeros de curso se encontraban Josefina Pimentel, Cecilia García, Brenda Gil, Eduardo Villanueva, Willy Alvarez, Víctor Sturla, Alejandrito Zeller, Andresito Freites, Cecilia Cabrera, Gloria Pou, Manolín Carbonell, Frances Dájer, Teresa Calderón, Alexandra García Godoy, Sonja Cuello, Oscar Hungría, Marquitos Lluberes, estos tres últimos, ya fallecidos. Raquelita Vicini entró en 3°. No recuerdo cuántos éramos y a algunos no he vuelto a verlos a medida que nos fuim...

Carta a Socorro Monegro

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  Socorro, no recuerdo que nos conozcamos personalmente. Sé que eres la esposa de Juan Hubieres y, otros empleos aparte (en diferentes momentos), actualmente eres diputada ante el Parlacén por la FUPU. Al igual que a tu consorte, te ha ido muy bien en eso que ustedes llaman “lucha social y reivindicativa”. Entonces, empiezo por recordarte que ese consorte tuyo cogió bastante vitrina con Marcha Verde. Solo por eso, deberías salir del grupo que se la pasa echando cubos de mierda a un movimiento cuyo objetivo único era, y lo logró, sacar del poder el PLD y sus derivados, FUPU incluida, en una lucha sin cuartel y a mano pelá contra la corrupción y la impunidad. Luis, el PRM y sus aliados, más todos los advenedizos, fueron los grandes beneficiarios de esas luchas. Por supuesto, en el gobierno hay gente que participó en las marchas verdes, empezando por el propio presidente de la república. Entonces, te aclaro varias cositas: Marcha Verde, como tal, no apoyó ningún candidato. Tod...

Esto no tiene componte

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  Esta tarde acudí a un centro médico, a una consulta. Para variar, la calle estaba llena de conos, para que nadie pudiera estacionarse. Frente a ese centro médico, hay un estacionamiento privado, de a $125 la hora o fracción, del que me habían dicho que era propiedad del dueño de la clínica. Ahí me estacioné. De haber sido todo un sistema electrónico, pasó a ser todo manual. Nada funciona como funcionaba. Paciencia. Cuando entré a la pequeña oficina a buscar el ticket que indica mi hora de entrada, quien me atendió es un agente de AMET (o como sea que se llame actualmente esa “institución”). Le pregunté si trabajaba ahí, en el estacionamiento y me respondió que sí, que tenía ese segundo empleo para ganar más dinero. Le pregunté que si podía vestir su uniforme de AMET en su segundo empleo y me respondió que acababa de llegar, pero que iba a bañarse (en su lugar de trabajo) y a ponerse otra ropa. Abrió una puerta trasera como quien iba al baño y, al abrirla, pude ver una sonri...

La esperanza muerta

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  Mi vaso verde Altagracia Saviñón Mi vaso glauco, pálido y amado, donde guardo mis flores predilectas, tiene el color de las marinas algas, tiene el color de la esperanza muerta... Las flores tristes, las dolientes flores en el agua del vaso se refrescan, y bañan sus corolas pensativas en una blanca idealidad de perlas. Y luego se van lejos... se marchitan abandonadas, pálidas, enfermas, muy lejos del cariño de ese vaso que es del color de la esperanza muerta. Y cuando sola, pensativa, herida por la eterna nostalgia, siento un perfume triste, moribundo, que llega hasta mi alma... pienso en mis pobres flores, las marchitas, las enfermas, dolientes y olvidadas, que antes de marchitarse se despiden tristísimas y trágicas de ese vaso de pálidos reflejos que es del color de las marinas algas... Ya ven: Altagracia Saviñón terminó sus días en un manicomio, y García Lorca asesinado por el franquismo.  Ni ella ni él imaginaron jamás que así estaría el mundo de hoy.   ¡Qué duro es...

No todos son locos

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  Ni sinvergüenzas. Ni narcisistas, ni manipuladores. Los hay retorcidísimos, perversos en diferentes grados. Los hay encubridores de los más variados complejos. Muchos, en denodados esfuerzos por encubrir su verdadera sexualidad. Todo está en masculino, como mandan las reglas de nuestro idioma para referirnos a los dos sexos, no porque se trate exclusivamente de los varones. Tampoco me estoy refiriendo exclusivamente a las relaciones de pareja. De hecho, en las relaciones de pareja no se dan muchas de las situaciones que se viven en el ejercicio de la amistad. Y lo de las relaciones familiares es capítulo aparte. De todos modos, la amistad es la relación que mejor allana el camino al ejercicio de todas las “virtudes” arriba mencionadas. En la amistad no hay vínculos de sangre ni esa atracción fatal que amarra a las personas en relaciones enfermizas. Se da por hecho que la amistad es la relación más espontánea, más desinteresada. La amistad es otro nivel – más bajo – de i...

Las amistades con pareja

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Desde muy joven, me resultó muy llamativo el alejamiento de las amigas y los amigos cuando se metían en amores. Prácticamente, los perdíamos. Ya no había tiempo ni espacio para nosotros. Ni una llamadita. Nada. Las cosas empeoraron mucho a medida que fueron casándose. Algunos saludaban, unos más sonrientes que otros. Pero los había que parecían no conocernos. Y puedo hablar en tercera persona porque nunca fui así. Al llegar a la vejez, hubo algunos indicios de que eso estaba cambiando. Pensé que, ya viejos todos, no habría lugar para lo que siempre me lució una previsión basada en celos. Ridícula, pero que respeté. Es increíble que, a estas alturas del campeonato, todos más para allá que para acá, algunas amigas casadas puedan creer que las solteras podríamos interesarnos en sus parejas. Peor aún: algunos de esos consortes, amigos también, creen lo mismo. Y “dan pruebas de inocencia” desviando los cañones de los celos hacia nosotras, sus amigas, mientras andan en otros pasos que ...