Encadenados
Nadie puede dar lo que no tiene. Los más solidarios, cuando no tienen lo que otro necesita, lo buscan, lo piden, lo cabildean, de alguna manera se esfuerzan para conseguirlo. No siempre pueden, pero lo intentan. En esta ocasión, luego de la reciente andanada de insultos a un profesional brillante a quien, por ser negro y no tener un apellido hispano, han declarado haitiano, como si ser haitiano fuera una maldición; y a mí y a otros que salimos en su defensa, primero, por su excelente formación académica y su exquisita educación doméstica y, luego, porque si a indignarnos vamos por determinados nombramientos, él está muy lejos de ser el primero de la lista de objetables, vuelvo al tema de la forma despiadada en que nos atrevemos a dirigirnos o a referirnos a los demás. Esto choca con la facilidad que nos arrodillamos, que profesamos culto (damos coba, rendimos pleitesía) a tanta gente que sabemos que no vale nada, pero que están en posición de "resolvernos", aunque por lo gen...