Dame la visa
Así cantaba Joseíto Mateo: "Dame la visa, dame la visa, mire, señor cónsul, que ando de prisa". Lo conseguí en mp3, pero no he logrado pasarlo a Facebook ni a Twitter, ni insertarlo aquí, como me habría gustado. Sólo por el correo electrónico pude distribuirlo.
Ya les había contado que no quiero saber ni en pintura de Roberto Rosario y que, aparte del irreparable mal que ha hecho al país, tengo motivos personales, dado que, hace unos años, le hablé personalmente de un caso que me prometió resolver pronto, pues iría a Miami en esos días. Efectivamente, días después, en Miami, le prometió empleo a una artista dominicana muy querida, muy respetada, muy respetable, muy añorada, y en ese momento muy necesitada y, horas más tarde, aterrizó en NY diciendo, voceando, que ni muerto le daría empleo: "imagínense, amiga de Cosette Alvarez y de todas esas feministas y lesbianas".
Sin ni remotamente discutir la veracidad o falsedad de sus palabras, tenemos que convenir en que se trata de un acto de discriminación rampante (y barrial) ¡de parte de un jurista! Eso, sin molestarnos en señalar su hipocresía. No le costaba nada decirme aquí, y decirle allá, que no, que no habría empleo para ella. Pero ya conocemos la práctica morada.
No tengo fama de piadosa ni de misericordiosa, de modo que no siento la menor lástima por Roberto por nada de lo que le pasa ni le pueda pasar. Sin embargo, tengo que decir dos cosas: la primera es que sé que se puede vivir sin visa, que estamos hablando de un país, y hay más países en el mundo a la hora de querer y, sobre todo, poder viajar.
La segunda es que, a pesar de que mi paso por el trabajo consular siendo diplomática fue breve, y a pesar de todo lo pro-embajador que he sido desde que me enteré de su nombramiento, tengo la impresión de que el procedimiento fue incorrecto.
De ninguna manera estoy regateando el derecho de cualquier país de negar o retirar el permiso de entrada a quien crea que califique. Estoy hablando del procedimiento, principalmente la alharaca y el desplazamiento de la cónsul, sello en mano, al lugar de trabajo del afectado.
Creo que, ya que nos ocuparon tanto la atención con este penoso espectáculo de escarnio público, merecemos una explicación de los motivos, sobre todo porque éstos podrían, más que interesarnos para seguir chismeando, afectar nuestra vida social, política y económica. No es la representación del gobierno extranjero quien nos la debe, sino el funcionario a quien llevamos añales pagando muy bien para que nos sirva, no para que nos perjudique, mucho menos para que nos avergüence.
Como decíamos hace poco sobre el alcalde, ¡no más Roberto! Y no es por la visa, aunque no debe salir del cargo sin aclarar la ignominia, que no fue asunto personal del embajador, sino del Departamento de Estado de los Estados Unidos (de todos modos, sigo creyendo que el procedimiento fue incorrecto, quizás dirigido a estigmatizarlo).
Como decíamos hace poco sobre el alcalde, ¡no más Roberto! Y no es por la visa, aunque no debe salir del cargo sin aclarar la ignominia, que no fue asunto personal del embajador, sino del Departamento de Estado de los Estados Unidos (de todos modos, sigo creyendo que el procedimiento fue incorrecto, quizás dirigido a estigmatizarlo).
¡Ay, se salvaron! Acaban de mandarme el merengazo. Disfrútenlo:
https://www.youtube.com/watch?v=MnM41hvgGmA&feature=youtu.be
Comentarios