Los uniformados ¡y armados!
Se dice que los agentes “del orden”, los policías, son civiles. Sin embargo,
al igual que los militares, andan uniformados y armados. Cada día nos ofrecen
más de una demostración del “orden” que nos garantizan, de su insuperable
desconocimiento de las leyes, bueno y de todo lo que sobra escribir porque ahí
está todo el rastro de luto y dolor que a diario llevan a más de un hogar
dominicano, incluyendo su dedito cinqueño, AMET, haciendo todo lo que está llamado
a vigilar, por lo que se atreve a amonestar, multar, desconsiderar, abusar y
hacer de todo a los conductores de vehículos de motor, que no pocas fotos andan
circulando por ahí.
Ahora, díganme algo. En un país como éste, ¿para qué necesitamos una fuerza
aérea, un ejército y una marina de guerra? Sin fundirnos el cerebro intentando
calcular cuánto nos cuestan los llamados institutos castrenses, yo creo que
buena parte del alarmante problema de violencia que nos arropa se resolvería de
ser cierto aquello de que no hay hombre más cobarde que un guardia sin uniforme
y desarmado.
Sin embargo, a mí me luce mucha cobardía el abuso, el atropello, las
atrocidades que cometen los superiores contra los subalternos, no hablemos de
todos cuando de civiles se trata, amparados en un rango, el que sea, un
uniforme, el que sea, y un arma, la que sea.
Recordemos, a modo de ilustración, el reciente caso de un subalterno que se
negó a cumplir una orden, la forma brutal en que fue golpeado y encarcelado, lo
denunció y luego apareció muerto en su celda “por intercambio de disparos”.
Porque ésa es la otra gracia de los guardias, la forma en que exigen que sus
abusos, atropellos, atrocidades, actos de violencia muchas veces rayana en
locura, en retorcimientos, no salgan de las paredes de los recintos y cómo
reaccionan cuando se ven puestos en evidencia, delatados.
Es que ni siquiera los que son profesionales escapan a esa petulancia de tratar
a los demás, particularmente a los civiles, como si fueran cucarachas. Por supuesto,
siempre andan con su insecticida a mano.
Lo peor es que hay civiles que creen que los guardias, sean del ejército,
de la marina o de la aviación, de verdad son seres superiores. Y, “más peor”, no
es que los respetan, sino que les temen. Reductos del trujillismo, a más de
cincuenta años, que ellos disfrutan a plenitud, por aquello de que “el kaki no
destiñe”.
No hay prensa que les entre. Recuerdo el caso de una periodista profesional
que fue separada de su porquería de empleo por escribir un artículo relatando
un hecho real que el director del medio tuvo a bien engavetar y ella
desengavetó y publicó.
Se habla y se escribe de la cantidad de instituciones inútiles que representan
una carga al erario y nadie toca a los uniformados y armados. Yo pregunto, ¿los
necesitamos? ¿A partir de qué criterio se permiten tantas y tantas acciones y
omisiones que nos están vedadas a los civiles? Etcétera.
Comentarios