El Despacho de la Primera Dama
Primero, la Cruzada del Amor,
dirigido por doña Emma Balaguer. Luego, el Consejo Nacional para la Niñez,
presidido por la insuperable y, efectivamente, insuperada doña Renée Klang de
Guzmán. Como tantas otras instituciones estatales, el Conani perdió su esencia
y su reputación de mala manera durante los gobiernos de Leonel y de Danilo.
Por lo extremadamente unidos,
lo absolutamente interdependientes que siempre fueron Salvador Jorge Blanco y
doña Asela Mera de Jorge, se habilitó en el Palacio Nacional un despacho para
la primera dama que no fue utilizado en los períodos siguientes ya que Balaguer
era soltero y Leonel también lo era en su primer gobierno.
Luego, doña Rosa Gómez de
Mejía sacó el despacho del Palacio Nacional y le dio forma, carácter, generó
mucha simpatía y aceptación. Impuso un estilo. Dejó un trabajo hecho. En 2004,
“llegó mamá”. No hay que contar a nadie en qué convirtió Margarita ese despacho.
Todo lo que se diga es poco. La actual primera dama es más discreta, aparentemente
menos pretenciosa, pero el infeliz despacho sigue más o menos en las mismas.
Entonces, el anuncio, primero
de Luis y luego de Raquel sobre su decisión de eliminar el Despacho de la
Primera Dama no nos deja el menor resquicio de duda de que el matrimonio
Abinader Arbaje es revolucionario, moderno y mayoritario. Ha sido grande el
revuelo positivo que han generado sus declaraciones.
Aquí van las palabras de
Raquel en su muro de Facebook:
“Gracias, mis amigas y amigos
que me han enviado mensajes a favor o en contra de lo que expresó Luis de la
eliminación del Despacho de la Primera Dama:
1.
Esa fue mi
condición cuando él asumió mayores compromisos en la política.
2.
La esposa de un
presidente no ha sido electa por el pueblo, por lo tanto no debe manejar fondos
públicos.
3.
El Despacho hace
excelente labor, pero con un presupuesto exhorbitantemente grande en un país
tan pobre como nosotros.
4.
Detesto el show,
las fotografías... el bulto.
5.
Soy una persona
aterrizada. En una oficina modesta se recibirían denuncias que bien podemos
canalizar y apoyar diversas causas.
6.
Prefiero ser un
ente libre y hasta imparcial, no envuelta en una oficina, no ser política o
ministra más..sino una ciudadana consciente de que el Estado debe simplificarse
y eficientizarse.
7.
Sin olvidar la
estabilidad emocional de Luis, y mis hijas. Y los compromisos en los que
tendría que representarlo.
8.
PERO PARA QUE
PRIME LA SENSATEZ EN NUESTRA RD, ¡¡CUENTO CON TODAS TODOS USTEDES QUE SE
INSCRIBIERON PARA VOTAR POR LUIS EL 26 DE ABRIL EN LA CONVENCION!!
DEBEMOS ABRIR NUESTROS OJOS Y
NUESTROS CORAZONES. UN
ABRAZO GRANDE”
Y, entre los muchos mensajes
que recibí desde mi lista de reenvíos, se destaca éste, de una amiga, conocida
activista de género, muy lejos de ser simpatizante con el PRM:
“¡Me encanta la disposición
de Raquel Arbaje, empezando porque conserva su nombre de soltera y no pone
"de"! ¡Le mando un abrazo de reconocimiento… (por) su postura de dominicana
reafirmada! … ¡comparto esta carta con mis redes! ¡Me encanta! Además,
"las primeras damas" desmoralizan al resto de las mujeres que pasamos
a ser segundas, terceras y ¡hasta quintas! ¡Raquel se presenta muy solidariamente
diferente! ¡Me encanta!”
Yo agregaría que la existencia de ese despacho es una forma de descartar la posibilidad de que una mujer llegue a la presidencia, en cuyo caso, solo habría primera dama si esa mujer fuera lesbiana y su pareja fuera oficialmente reconocida como tal.
Yo agregaría que la existencia de ese despacho es una forma de descartar la posibilidad de que una mujer llegue a la presidencia, en cuyo caso, solo habría primera dama si esa mujer fuera lesbiana y su pareja fuera oficialmente reconocida como tal.
Bien por Luis y Raquel. Más feliz
no puedo estar. Si además de todo lo que son, lo que representan, lo que nos
ofrecen, también nos libran de ese tan mal visto despacho, es cuestión de sí o
sí votar 3 en la convención del PRM. Inmediatamente después, empezaremos a
hacer el camino, andando, hacia el Palacio Nacional, el Congreso, y los
ayuntamientos.
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