Dando ruedas en “los países”
Acabo de regresar de un viaje maravilloso. Una semana completa dando ruedas en Connecticut y Rhode Island, en plena primavera, viendo “en persona” una inmensa variedad de flores en los tantos pueblitos y una que otra ciudad de esa parte de los Estados Unidos que no conocía. Todo precioso, limpio, organizado; comiendo como reyes. Hacía frío, llovió mucho, pero eso no impidió ni uno solo de los increíbles paseos que me prodigaron mis insuperables anfitriones. Gracias por todas sus atenciones y, principalmente, su paciencia.
Desde la izquierda, Gustavo De
León, mis espléndidos anfitriones Rafael y Alma Martínez, Gisela De León,
esposa de Gustavo y hermana de Alma, y yo, en el Restaurante The Reef, en Newport,
RI.
Clara Crisóstomo viajó a
Cromwell, CT, desde NY, con este “biscochito” de dos libras, hecho por ella:
Alcanzó hasta para untarnos. Traje
la parte de arriba congelada y todavía queda un chin. Mortal. Y María, la amiga
que la acompañó, un poema.
Flores, muchas flores por todas
partes.
Y muchos animales que solo había
visto en fotos y películas. En el patio de los Martínez hay ardillas, conejos,
abejas, variedad de pajaritos, y tamia (ardilla de rayitas). Vi venados, supe
que en algunos patios entran osos, zorros, zorrillos, en fin… Miren esos patos
en Elizabeth Park, en Hartford.
Postre “frugal”
en The Cheesecake Factory”, Hartford, CT. Éramos tres, las tres comimos,
y sobró para llevar:
Y, como era de esperarse, nos
imitan en todo. Da gusto ver cómo los vehículos se detienen para dar paso a los
peatones. Si se juntan cuatro vehículos en una intersección, uno en cada
esquina, todos se detienen y cruzan en orden de llegada. Igualito que aquí.
Ni un solo bocinazo, ni un solo
motor, cero “delivery” del colmado, cero voladoras, ni medio tapón, cero ruidos
innecesarios.
Lo que sí vi fue personas que
viven en la calle y, ¡oh, sorpresa!, también pidiendo (limosnas) en los
semáforos, tranquilitos, sin la menor agresividad.
La única parte desagradable del
viaje fue el regreso. No el madrugonazo, ni el vuelo, ni los aeropuertos, ni el
viaje de Punta Cana a Santo Domingo. No. Fue cuando, en la puerta de mi casa, al
apearme del taxi, me golpeó, duro, el vaho a mierda de la cloaca que Fellito
dejó abierta hace ocho meses y que, lejos de mandar a cerrarla, sigue creando
la misma situación en otros puntos de la misma cuadra.
En Gascue tenemos demasiados
problemas. No necesitamos ni merecemos esto.
Dizque falta un tubo que no ha
llegado al país. ¿Por qué autoriza un trabajo sin tener todos los materiales a
mano?
Y, según supe, no le alcanza el
tiempo para andar detrás de Carolina, como tantos otros, desde que, durante la
inexplicable visita del rey de España, Luis dijo que Carolina era “su niña”, lo
que ha sido interpretado como que ella será la candidata que él va a apoyar.
En vez de fajarse a hacer su
trabajo para demostrar que valió la pena el elevado costo que muchos pagamos
para lograr “el gobierno del cambio”, él y los demás esperan conservar sus
puestos o conseguir otros mejores cuando Carolina gane, no sabiendo que, si
siguen así, el resultado será que Carolina perderá ¡y que regresaremos a ese
pasado que tanto nos costó vencer!
Felizmente, no estaré para verlo.
El vaho de la cloaca de Fellito me está matando. Es más, estoy pensando colocarle
una placa con su nombre. ¿Qué les parece esa iniciativa?
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