Los incalificables legisladores ¡del cambio!
Punchen ahí y lean eso:
Congreso
olvidó la ley de responsabilidad paterna - Diario Libre
No les falta ni uno solo de los
derechos de las mujeres y los niños por conculcar. Sorpresa no es. ¿Qué se
puede esperar de nuestros legisladores, que no sea desesperanza, disgusto, repulsión,
asco? Y tengamos bien en cuenta que los partidos que los llevan a sus curules,
amparándose en la más falsa “independencia de poderes”, están detrás de todo
esto.
Los abusadores de mujeres y niñas
están en todas partes y el Congreso se ha destacado por ser un nido de ellos.
También abusan de varones, pero éstos no se embarazan. Los daños también son
grandes, irreversibles, pero no producen bebés.
Entonces, de acuerdo con el
Código Penal aprobado por Poder Legislativo y promulgado por el Poder Ejecutivo
de la República Dominicana, las mujeres y las niñas no tienen derecho a
interrumpir embarazos por ningún motivo – aunque les cueste la vida - y tampoco
hay fuerza legal que obligue a un hombre a responsabilizarse de su paternidad.
¡En el Siglo 21! ¡Los legisladores y el gobierno del cambio!
El país de las madres solteras y
los padres irresponsables. Oficialmente. Legalmente. La ley invita a seguir
preñando mujeres y niñas por las buenas o por las malas sin la menor
consecuencia. ¡Qué se jodan! ¿Quién las manda a nacer hembras en un país como
éste? No sea nadie pendejo. Nos declararon formalmente incubadoras.
Lo cierto es que nadie sentiría
orgullo de ser hijo de un abusador, violador, troglodita. Pero también es
cierto que no son ellos los que quedan estigmatizados para toda la vida. Preñar
mujeres es un deporte. Es la prueba visible de que “por ahí pasaron”. Una vez
lograda, el discurso pasa a “ese muchacho no es mío”, en muchos casos,
respaldados por sus propias madres (mujeres a quienes pudo ocurrirles lo
mismo).
En muchísimos casos, ni siquiera
dejan el recuerdo de un momento agradable, en otras palabras, de una escena de
amor, mucho menos de un buen polvo. ¡Ni eso! Solo el embarazo y un castigo para
el resto de la vida: el estigma de tener sexo sin casarse, la exposición a que
el padre lo niegue y, la cerecita del pastel: el tipo sin obligaciones. Su gloria es nuestro descrédito. Abrir las
piernas (por fuerza o por seducción) resulta en cerrarnos todas las puertas,
para siempre.
Recordemos, una vez más, que todos
esos varones los parimos y los criamos nosotras, en demasiados casos, solas, y en
otros - también demasiados - casos, aguantando de todo al padre de esas
criaturas delante de ellos. Tenemos una cuota importante de responsabilidad.
Esto no se resuelve con marchas
ni pancartas. Por dignidad, suelten las iglesias, los partidos, y demás centros
de adoctrinamiento, y pongámonos las pilas. No es “antes de que sea tarde.” Es
que ya es tarde.
Hay que disolver, como sea, todos
esos antros de abusadores, violadores, esclavizadores de mujeres, ahora abierta
y oficialmente respaldados por los poderes del Estado. ¡Basta ya!
Por favor, incluya su nombre a la hora de escribir un comentario. Gracias.
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