Ambivalencia

Me está llamando mucho la atención la actitud ambivalente de un número de ciudadanos y ciudadanas, principalmente de quienes se la pasan opinando en los medios, en las redes, en las reuniones y en las conversaciones, ya sean personales, telefónicas o por el nunca bien ponderado whatsapp.

Es demasiado notorio que, habiendo sido y todavía siendo tan extremadamente tolerantes con las crecientes atrocidades moradas, se manifiesten tan desproporcionadamente exigentes con los candidatos de la oposición, principalmente con el único que tiene probabilidades reales de vencer la reelección presidencial.

¿Qué es lo que en verdad queremos los dominicanos? ¿Vamos a declararnos abiertamente masoquistas y permitir, ya sea por acción, omisión o error, que el PLD se alce con un quinto período, cuarto consecutivo, en los poderes ejecutivo, legislativo y municipal, por tanto, judicial también? O, ¿vamos a tener un gesto colectivo de amor propio y sacarlos del poder dando paso al cambio?

La posición "yo quiero que Danilo pierda, pero no quiero que (Luis) gane" no sirve. Para que Danilo pierda, (Luis) tiene que ganar. Y esto sólo puede ocurrir si acudimos a las urnas el 15 de mayo y votamos por él, además de ocuparnos de facilitar el ejercicio de ese derecho, el cumplimiento de ese deber, a nuestros conocidos que tengan alguna dificultad o limitación.

Lo mismo para las demás posiciones. Si queremos, necesitamos y merecemos renovar el Congreso y las Alcaldías, no es cerrando los ojos y deseándolo con fuerza. Hay que ir a votar por los candidatos de la oposición. Doy por hecho que así como en la capital estamos más que hartos de Roberto y de Reynaldo, en todas las provincias también están hastiados de la petulancia morada.

Del mismo modo en que hay que impedir que Danilo se reelija, hay que impedir que esa "reelección por reelección" que nos costó, que se sepa, diez millones de pesos por cada legislador comprado, que fueron casi todos, se caiga como una guanábana podrida. Hace rato que se pusieron precio, demasiado elevado para lo que valen en realidad. 

En cuanto a los funcionarios nombrados por decreto un período tras otro, aunque ignoramos las cifras exactas de lo que nos han costado, sabemos que no es menor, sino infinitamente mayor. Basta ya.

Queridos lectores, huele a peligro. Dentro de pocas semanas, tendremos la oportunidad, civilizada y pacífica, de erradicar el mal que nos aqueja a todos por igual. Debemos llegar a ella con nuestras ideas claras, con nuestra decisión tomada y con el propósito firme de defender nuestro voto con la vida, si fuera necesario.

Esa necedad ambivalente de expresarnos al grito porque no aguantamos más la plaga morada y al mismo tiempo estar buscando periquitos, señalando defectos, menospreciando, al único partido, a los únicos candidatos que nos puede librar de ella, no nos llevará a buen puerto.

No hay que contarle a nadie el infierno en que se ha convertido la vida de los dominicanos, ni la ruina que se ha vuelto el país. Nos pasamos el día y la noche quejándonos de ello. Y aun así, todo lo que se nos está ofreciendo para que eso, además de parar, cambie, nos parece poco.

Los expertos nos explicarán si estamos ante un caso generalizado del síndrome de Estocolmo, o si es conducta propia de las víctimas de abusos, que a pesar de su desesperación, no confían en las instituciones ni en las personas que acuden a sacarlos de la situación. Eso es grave, muy grave.

Créanme. Nací en una dictadura. Crecí en un régimen de fuerza. No tienen idea del efecto que me causó la foto de juramentación de esa Comisión Anti-terrorista. Claro, ya no sirve de nada acusar a nadie de comunista, más bien mueve a risa. Pero acusar de terrorista, es como para pensarlo. Y eso es lo que harán: acusar de terrorista a todo el que quieran quitar del medio.

Nos están intimidando. Sólo con nuestro arrojo a la hora de votar por el cambio lograremos deshacernos del espanto, el verdadero terrorismo en el que viviríamos si la reelección se instala en todos los poderes del Estado.

Votar por el PLD es decirles: "sí, quédense, que esto es de ustedes". ¿Es de ellos? ¡No! ¡Es nuestro!

Dejemos nuestra ambivalencia para asuntos menores y atendamos nuestra prioridad, nuestra urgencia. El próximo 15, a votar 15 en las tres boletas.


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