Sobre el debate y otras

Vaya mi agradecimiento eterno al candidato reeleccionista por habernos ahorrado su insoportable presencia durante las dos horas y media que duró el mentado debate televisado. Si algo lamento es que privara al mundo del placer de compararlo con Luis, así, en el mismo escenario, respondiendo a las mismas preguntas. Pero creo que todo el mundo sabe que la diferencia es obvia.

De todos modos, fue muy positivo que los votantes constataran por qué no se puede ni se debe dispersar el voto. Mientras duró el programa, las redes estuvieron en actividad constante evaluando el desempeño de cada candidato asistente y la puntuación de Luis nunca bajó de 60, mientras que quienes le llegaron más cerca, Pelegrín y Guillermo, nunca pasaron de 20. A los demás, fuera de uno que otro comentario no siempre favorable, nananina.

Lo mismo ocurrió con la puntuación sobre la intención del voto a partir de ese desempeño durante el programa.

Entonces, quedó más claro que nunca que la única opción de cambio es Luis, que no hay alternativa, que fue un error no aliarse, no capitalizar los puntos de afinidad y buscar la vuelta a los puntos de desacuerdo, particularmente si tomamos en consideración que muchos de esos puntos rayaban en la necedad, en la soberbia, a saber: uno, que sólo pactaba sobre una base programática, pero su programa, al sol de hoy, no ha aparecido; otra, que ni muerta se aliaba a quienes venían del PRD (¡viniendo ella del PLD!); otro, por espacios en las boletas electorales; y, del resto, no se sabe. Bueno, yo no sé.

Creo que ya no le queda a nadie la menor duda: tanto la abstención como la dispersión del voto benefician la reelección. Y esos indicios de segunda vuelta hay que disolverlos a como dé lugar. Hay que salir del PLD, llámese Danilo, "su" Congreso y "sus" Alcaldías como sea, en primera vuelta. Tratándose de elecciones, la única forma de hacerlo es votando y facilitando que nuestros conocidos con dificultades también voten.

Por otro lado, algunos candidatos del PRM y aliados, al Congreso y a las Alcaldías, de diferentes provincias, han denunciado que están recibiendo visitas de altos funcionarios morados, responsables de la campaña reeleccionista en varias regiones, que se les presentan acompañados de grupos de hombres armados (digamos que su "seguridad"), unos con el mayor cinismo y otros en actitud intimidante, pero todos advirtiendo que tienen instrucciones de no dejarlos ganar.

Están dedicando todo su tiempo, todo su esfuerzo y gastando todo nuestro dinero en eso. Sí, porque ya sabemos que además de no ir a trabajar, se están pagando viáticos de las instituciones a su cargo para los trabajos de campaña. Y también sabemos que muchos empleados públicos son enviados a "trabajar" a comandos de campaña, donde, según ellos mismos dicen, los tratan muy mal.

Ahora, esa creación de la Comisión Anti-terrorista, sí que da miedo de verdad. ¿Y si se dedican a declarar terroristas a los opositores del gobierno y su partido, de la misma forma en que en otros tiempos declaraban comunistas a todos los que querían quitar del medio? Temblé cuando vi la foto de la juramentación de esos militares. Mi memoria se sacudió como un terremoto de gran magnitud.

Por eso y por todo lo demás, no podemos seguir en éstas. Repitamos hasta el cansancio que acudiremos a las urnas el domingo 15 de mayo, que marcaremos 15 en todas las boletas y que prestaremos asistencia a quienes la necesiten.

Y tomemos la decisión de que, al menor asomo de manipulación o fraude, se sabrá, se sentirá, que no estamos dispuestos a que nos saquen la lengua de nuevo, que somos los dueños del Estado y que queremos renovar su administración, su cuerpo legislativo y sus gobiernos municipales. ¡Basta ya!

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