La jaula de las locas

A finales de los años 70, vi en el cine "La cage aux folles", que contaba la historia del gerente de un club nocturn en St. Tropez, donde presentaban espectáculos "drag" (hombres vestidos de mujer), y la estrella de ese espactáculo, su pareja gay. Todo en orden divino, la vida bien organizada, hasta que su hijo heterosexual trajo a casa su prometida y sus ultraconservadores padres para que se conocieran.  

Eran muy felices hasta que los golpeó de frente, primero, la realidad de que su propio hijo no quería que sus futuros suegros supieran la verdadera sexualidad de su padre y su pareja, aun queriéndolos mucho. Luego, el impacto de la extrema homofobia de los padres de la novia, cuando, después de muchas incidencias, todas comiquísimas, descubrieron de qué se trataba.

Y, como a quien no le gusta la sopa, le dan dos platos, al padre de la novia no le quedó más que vestirse de mujer para salir del lugar sin ser reconocido. Aun así, lo reconocieron.

Un éxito de público y de crítica, que dio paso a la parte dos de la película, y a varios "remakes", uno de ellos en inglés, filmado en el Sur de la Florida, que también fue un éxito taquillero. 

Dentro de unas semanas, tendrán la oportunidad de ver el musical en español, en el Teatro Nacional. Podrán divertirse viendo en escena una historia de algo que ocurre todos los días: el familiar cercano y hasta dependiente, que sabe de la diversidad sexual de un miembro de su familia, pero a la hora del none, teme perder una relación que le interesa por ese conocido rechazo social.

Materia de exclusión, tratada de forma aleccionadora y muy entretenida, por un elenco de primera. Música, coro, vestuarios, escenografía, todo meticulosamente diseñado. 

Compren sus boletas, que serán pocas presentaciones y pueden agotarse. 

Recuerden que la risa es un remedio que no falla. Lo cura todo.

Después me cuentan.




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