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Mostrando entradas de julio, 2012

Y con ésta, me despido

Será hasta otra ocasión. Por un lado, no encuentro qué decir, ni un tema para tratar. Por el otro, nadie parece interesarse por nada. Estamos como los europeos occidentales de la posguerra, cada cual aislado, encerrado en su pequeña vida, si acaso acompañado de un gatito o un pajarito enjaulado. Nada de socializar, porque nadie entendía a nadie, todos desconfiaban de los demás y eran muy celosos de su tranquilidad. La diferencia es que, mientras esos europeos de la posguerra se concentraron en su supervivencia a base de trabajo y sacrificios, por aquí son demasiados los que andan buscándosela, poniéndose donde el capitán los vea, arrodillándose ante el poder “to-be”, y no quieren que nos enteremos, pero sobre todo que, si nos enteramos, nos hagamos de la vista gorda, no opinemos al respecto, porque no nos incumbe. Y si nos animamos a imitarlos, “tant mieux”. Ahora, quienes no bailamos esa música, quedamos ratificados como locos, y lo aceptamos con honor. Por mi parte, pueden estar tr

Me resisto a creerlo

Cuando termina una jornada de lo que sea, en este caso la campaña electoral, independientemente de los resultados, los participantes tienden a pasar revista y a detenerse en los puntos que pudieron haber sido y no fueron, o que no debieron haber sido y fueron. Para gente como yo, que se metió en campaña en busca de nada que no fuera sacar el PLD siquiera del poder ejecutivo, bueno, y apoyar a quien profeso cariño y gratitud, mi amigo Hipólito, son muchos los instantes de choque ante hechos que no entendemos ni aceptamos y que siempre terminamos convencidos de que se debe a nuestra falta de fogueo político. Pero hay irresponsabilidades innegables, no pocas sinvergüencerías, e incluso falta de decencia, lealtad y honestidad por todas partes. Ahora, cuando leo que también hay indicios que de pudo haber dolo en el manejo de las finanzas, me quiero caer muerta de indignación. Sí, porque del mismo modo en que el candidato, “asertivamente” dice que tuvo que usar parte de los fondos y contr

Un informe

Por lo que hemos leído y escuchado de fuentes tan confiables, sería un gran aporte de los estrategas de la campaña presidencial de Hipólito Mejía la elaboración de un informe detallado de todos y cada uno de los hallazgos que representan indicio o prueba de fraude, de robo de las elecciones. No es que estemos creyendo que vaya a cambiar nada. No es verdad que por muy contundentes que sean las pruebas, Danilo tendría la gallardía viril de renunciar a una presidencia mal habida; de Margarita, ni pensarlo, antes muerta; ni mucho menos la JCE se va a desdecir, y ni soñar que el Congreso se retractaría de la maltrecha proclamación, no hablemos del cuestionable Tribunal Electoral. Pero, “constaría en actas” que no somos cómplices pasivos del lamentable retroceso que significa este resultado electoral. Cierto que se han levantado voces, que algunos articulistas han ido denunciando los descubrimientos, o dando a conocer datos que no parecía necesario hacer públicos en un momento dado; el cand

Esto no tiene componte

Nos quejamos mucho, con toda razón, del sistema educativo que nos rige desde hace años. Pero la educación doméstica también hace años que deja mucho que desear. Hemos criado mujeres y hombres desconsiderados, irreverentes, completamente ignorantes de sus derechos y deberes, y absolutamente carentes de concepto. Botamos la bola saliendo a defenderlos de lo indefendible, enseñándolos así a sacar la lengua a quienes están obligados a respetar, sin darnos cuenta a qué nivel nos ponemos en evidencia en términos de nuestras expresiones y actitudes hacia los demás delante de nuestros hijos. Eso que con tanta facilidad hemos aprendido a llamar “cosas de muchachos”, nos delata, nos desnuda, entera a los otros de lo que pensamos y decimos de ellos. Sé de un niño que se atrevió a vocearle ladrón a un vecino. El vecino, para no regañarlo él mismo, se lo hizo saber al padre de la criatura quien, muy, pero muy lejos de pedir excusas y castigar a su hijo, le dio tremenda insultada al agraviado, de

¡Ah, la Junta!

Finalmente, casi dos meses después de las elecciones y a apenas un mes de la toma de posesión, fueron proclamados los candidatos que la JCE dio como ganadores. Ignoro por completo lo que manda el protocolo. De todos modos, resultó raro que un acto llamado a ser solemne se hiciera en ausencia de los proclamados, ya que él estaba en Brasil y ella en Europa con el marido. El salón de la Asamblea Nacional lucía medio vacío. No se ha dicho nada sobre el quórum, si lo había o si era tan innecesario como la presencia de los agraciados. La Junta, por su parte, no podía quedarse atrás: la proclama de los candidatos electos decía que habían ganado los puestos para el período 2016-20. No culpen a la secretaria: el documento fue debidamente firmado y sellado. Y el error, que no es el primero, es extremadamente revelador. Luego de los cañonazos de rigor, Reynaldo no perdió la oportunidad de lucirse con sus declaraciones a la prensa, que resultaron más bien boches para Roberto Rodríguez Marchena

Acoso escolar

Cuando por primera vez, siendo muy joven, escuché hablar de depresión, precisamente a una amiga que decía padecerla, al tiempo de comentar que “ése es un mal de ricos”, que “los pobres no se deprimen”, jamás pensé que un día la depresión se convertiría en la condición generalizada, el estado normal, de los dominicanos, particularmente de los nuevos pobres, ésos con los que el gobierno prometió acabar y, efectivamente, está cumpliendo su promesa a carta cabal. Sobre la violencia doméstica, siempre se habló en voz baja. Ahora es el pan nuestro de cada día, varias veces al día, y como país, no tenemos solución ni paliativo a un problema tan abrumador. Hemos “progresado” tanto, que en 2012 llegamos al tema del presupuesto para la educación, el precario 4% del PIB que manda la ley y que no se cumple (que no hay dinero no es excusa: primero, se trata de un por ciento de la suma que sea y, segundo, el dispendio en todo lo innecesario y lesivo no es falta de fondos lo que indica). Estamos e