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Mostrando entradas de 2014

¿Primero qué gente?

Los perredeístas, militantes y simpatizantes, principalmente los mayoritarios, se dicen peñagomistas. Los perredeístas, militantes y simpatizantes, principalmente los mayoritarios, se dicen convencidos de que hay que sacar el PLD del poder. Los perredeístas, militantes y simpatizantes, principalmente los mayoritarios, no están actuando en consecuencia. Cuando no están pensando en el puesto importante o empleíto de quinta que conseguirán de llegar al poder, y encima ofreciendo puestos y empleos a terceros, están en una discusión inútil sobre quién debe ser el candidato presidencial. Llegará, pasará el día de las elecciones, y ni lo notarán. Cuando el golpe les dé duro, empezarán a hablar de fraude, compra de votos, y demás, sin tener la menor decencia de admitir que no se ocuparon de lo que tenían que hacer para ganar las elecciones: exhibir cohesión, apego a un plan, información positiva sobre los candidatos, y conseguir votos. Entonces, no serán sus soñados puestos los

La unidad no está en juego

En la edición digital del Diario Libre, sábado 17 de mayo en la tarde, aparece un título que me dejó “putrefacta”: “ La decisión de Hipólito Mejía pondrá en juego la unidad con Luis Abinader”. Y más putrefacta aún, el subtítulo: “ Abinader advierte que no aceptará otra candidatura a la vicepresidencia”. No tengo palabras para describir el impacto de la siguiente cita que aparece en el cuerpo de la información: "Ya mi candidatura vicepresidencial pasó, y eso fue una etapa que ya ha pasado y no se volverá a repetir", ha advertido Luis Abinader, pasado compañero de boleta de Mejía.” No conformes, ponen en boca de quien fuera el jefe de campaña de Hipólito en 2012 que: “ el país tiene una deuda con el ex presidente Mejía, y dijo estar dispuesto a trabajar de nuevo en su proyecto si vuelve a lanzarse al ruedo político”. La noticia, en la que no figura el nombre del autor, raya en la inconsciencia. El verbo advertir indica una actitud de desafío, de soberbia y ha

El cuerpo del delito

Comentaba con un amigo, no solamente sobre el estilo tan lejano al ejercicio político como se concibe, sino sobre los incalculables – por evidentemente alucinantes - gastos de un conocido en común durante su candidatura a miembro del comité central del partido de gobierno, sabiendo, como sabemos que no ha heredado fortuna; que, como profesional, por muy bien que le vaya, no puede dar para tanto; y, que el puesto que tiene en el gobierno no es un ministerio, ni una dirección general, ni una dirección nacional, ni se trata de una oficina recaudadora, sino de servicios en principio gratuitos. Mi amigo dijo: “ése es el cuerpo del delito”. Y no es abogado. Ni yo. Vivimos rodeados de cuerpos del delito; es más, somos cuerpos de delito. Sí, porque nada más revelador que nuestras condiciones de vida, todo lo que se nos niega, todo lo que se nos arrebata, todo lo que se nos conculca, con el único y exclusivo fin de engrosar las arcas de quienes llegaron al poder con hambre atrasada, con

Violencia, inconsciencia, miseria y culpa

Mi actual empleada doméstica, lejos de facilitarme la vida, constituye un terrible factor de atraso en mi desempeño. No hay día del mundo en que no llegue contándome un problema de los sórdidos, cuando no es de violencia doméstica, es de violencia de género, o de la más cruda violencia económica. Violencia, como sea. Y ahí mismo me dañó el día. Observo su forma de vestir, sus impecables uñas de pies y manos, de colores y dibujos diferentes cada tantos días, su pelo muy bien peinado, innecesariamente teñido y desrizado, y los numerosos tatuajes que le aparecen por todas partes, por lo que puedo inferir que también los tiene en lugares menos visibles. Tiene un celular de los más caros y modernos. Sorprende lo bajito que habla cuando recibe algunas llamadas, y cómo vocea cuando quiere que la oiga y le diga que se vaya, o que no venga al día siguiente, dependiendo del caso y de la hora. En los meses que lleva en casa, nunca ha trabajado una semana completa. Su semana es de cin

Llévense de Hatuey

 “Quien se lleva de consejos, muere de viejo”. Eso nos advertían nuestros padres y abuelos y, por supuesto, jamás les hicimos caso. Sin embargo, lo repetimos a nuestros hijos, alumnos y demás educandos que nos pasan por las manos. Hatuey ha dicho por televisión y en persona a varios de los gestores de la Convergencia que ésta debe ser pactada, que debió ser pactada antes de lanzarla al ruedo. También ha recordado con insistencia que, ni estamos en Chile, ni ninguno de los aspirantes a la candidatura presidencial es Michelle Bachelet. De manera muy especial, los llamados perredeístas mayoritarios – que lo son – deben tener muy en cuenta que Hatuey es el oráculo, el referente del ejercicio político dominicano. Fue de los primeros, si no el primero mismo, en proponer que se creara un gran frente opositor. Casi todos los gestores de la Convergencia en algún momento consultaron con él, parecían contar con él. Según sus propias palabras, públicas, por eso las repito, dijo lo