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Mostrando entradas de mayo, 2015

Fuertes como nunca

Nosotras, las mujeres con hijos e hijas, nacidas y residentes en la República Dominicana, tenemos la obligación de celebrar este día reflexionando profundamente, y transmitir a nuestras proles una fuerza superior a la ya extraordinaria fuerza que hemos requerido para criarlos y educarlos. Esa madre soltera, la Patria, está en peligro como nunca antes lo estuvo. El padre irresponsable de turno amenaza con permanecer en el poder junto a sus peores compañías, con el único y pernicioso fin de continuar exhibiendo qué hace con nuestro patrimonio y disfrutando con sadismo la debilidad que causan las tantas necesidades insatisfechas, por lo que no vacila en recrudecerlas. Asumiendo nuestra cuota de responsabilidad por haber permitido que las cosas llegaran tan lejos, tenemos que explicar a nuestros hijos y a nuestras hijas por qué estamos en estas condiciones y la urgencia de que, todos juntos, actuemos a la velocidad de la luz para salvar lo que queda del único legado que pode

Nuestra causa

Del hecho de ser testigos obligados de todas las atrocidades que se están haciendo, a todos los niveles, los peledeístas entre ellos, lo único que nos toca es seguir la saga con atención, sin pestañar, pero no meternos en ella. No nos corresponde cogerle pena a Leonel declarándolo víctima de Danilo, ya que así estaríamos redimiendo todas las que nos hizo durante sus doce años de gobierno. Ni aumentar los niveles de mala voluntad que podamos tener a Danilo, principalmente por la manera tan burda como ha pretendido engañarnos a todos y cada uno de los dominicanos. Al fin y al cabo, lo que haga o deje de hacer a Leonel no nos concierne. (No deja de sorprender que Leonel, aparentemente, no se blindó de lo primero, de lo único que debió realmente blindarse, pero eso no tiene por qué despertar nuestra piedad.) Tampoco es atribución, ni deber ni derecho nuestro ofrecerles ideas para que solucionen sus graves problemas. Nos han creado todos y cada uno de los que tenemos, los que

Méritos propios

Queremos ganar las elecciones de 2016. Las presidenciales. Las legislativas. Las municipales. Queremos obtener la mayoría de los votos en las tres boletas. Para eso, creamos un partido revolucionario, moderno y mayoritario, un partido que nació grande. Para eso, elegimos un insuperable candidato a la presidencia. Para eso, próximamente llenaremos las boletas de candidatos idóneos al Congreso y a los ayuntamientos. No tenemos necesidad de consolarnos como los tontos, con el mal de muchos, por más que parezca beneficiarnos y aunque, de hecho, pueda terminar beneficiándonos. Ni tenemos por qué consolarnos, ni debemos ponernos en la posición de los tontos. Tenemos con qué competir y ganar.  Ahora, debemos concentrarnos en la selección de los candidatos. A partir del día de la pasada convención, como lo mandan los estatutos, disponemos de 120 días para decidir con quiénes llenaremos las boletas. Con cuidado, con esmero, con meticulosidad, con pinzas, con criterio incluyente,

Madres

No se puede tratar el tema de las mujeres sin incluir la maternidad. Referirse a las madres como un todo es la peor de las generalizaciones, particularmente cuando somos parte de grupos políticos cuyas actividades del momento giran en torno a una campaña electoral, sabiendo como sabemos que las mujeres somos la mitad – probablemente más – y que, efectivamente, parimos y criamos a la otra mitad. Sí, todas tenemos factores en común, todas vivimos en un desamparo estatal espantoso. Sin embargo, hay demasiadas madres en condiciones especiales de las cuales no se puede salir del paso, y menos en fechas como ésta, sin una propuesta contundente que respalde la imagen de esperanza que un partido y sus candidatos han vendido tan bien, rápidamente. Vamos a ver. ¿Por qué seríamos la esperanza de las madres con pareja que viven en condiciones de violencia, cuando menos económica y social, para no entrar en lo físico, emocional y demás apellidos? ¿Por qué nos sentimos ser la esperanz

Problema de ellos

La ambición rompió el saco. A todo puerco le llega su San Martín. Etcétera. Etcétera. Lo cierto es que esta batalla campal por la hegemonía morada debe mantenerse entre ellos. No debemos meternos, ni opinar, ni apostar. Sólo observar a una distancia prudente, y no digo de lejos porque tampoco podemos perderlos de vista, no vaya a ser que termine afectándonos a todos, ya demasiado perjudicados por sus desmanes. Los dejamos llegar muy lejos. Ahí tenemos los resultados. Para nuestra suerte, se están rasgando las vestiduras unos a otros. Las informaciones, algunas mantenidas en secreto hasta hace poco, dichas por ellos, suenan de otro modo (a confesión de partes...). Circulan fotos, videos, textos, declaraciones que nos recuerdan que no es de ahora que vienen gruñéndose, arrancándose los pellejos a mordidas. Los peledeístas no tienen derecho a nada de lo que están haciendo. Ojalá no nos cueste demasiado cara nuestra indiferencia a pesar de todas las señales tan claras y tan