Entradas

Mostrando entradas de junio, 2012

Pena ¿de qué?

Una de las secuelas postelectorales que más desesperanzada me tiene es la pena que muchos dicen sentir por Danilo, debido a todo lo que tendrá que enfrentar y que probablemente esté enfrentando ya. Quisiera una respuesta convincente a mi pregunta. ¿Por qué hay que sentir lástima, piedad, misericordia, por Danilo? En los tres gobiernos del PLD, ha tenido sus representantes ante todos los poderes del Estado, iglesia y prensa incluidas. En los dos primeros períodos, era quien daba empleos. Con seguridad, en el primero, era el oráculo de Leonel. Lejos del más mínimo escrúpulo, Danilo aceptó gustoso que Leonel dispusiera de nuestro erario y nos endeudara más para asegurarle el triunfo. Un escándalo de la magnitud del más reciente, el padrón que entregó la JCE a los partidos, diferente al que usó para las elecciones, agravado porque la diferencia numérica entre los dos era demasiado parecida a la diferencia entre los votos contados a un partido y al otro, no ha provocado un gesto de gallar

Urgencias

A pesar de mis años, mis libras, mi sedentarismo y mi tabaquismo, gozo de buena salud, lo que no impide que un día más que otro me vea precisada a acudir a una sala de emergencias. Por lo general, voy al Hospital Marcelino Vélez. La noche del jueves pasado, aparentemente me intoxiqué con atún enlatado, y allá fui a parar. Cruz y raya. La emergencia estaba en manos de internos (estudiantes avanzados de una escuela de Medicina), de UTESA, y todos menos una eran haitianos. Dios sabe que, lejos de tener nada en contra de ese pueblo, tiendo a defenderlos. Respeto su derecho de hacerse profesionales y todos sus derechos humanos, civiles y demás. Que quede claro que el problema no es de nacionalidad. Es de idioma. La lengua oficial de la República Dominicana es el español, por lo tanto, aunque las clases sean en chino, debe ser obligatorio el dominio de nuestro idioma para que los aspirantes a médicos puedan tratar a pacientes dominicanos. Me será muy difícil olvidar la petulancia de un jo

¿Dónde están?

Jamás vayan a pensar que los extraño. Sólo por curiosidad, ¿dónde están? La pregunta va para la extensa lista de personas que, durante la campaña electoral, no podían vivir sin mí, algunas llegando a decir claramente que yo era su esperanza de conseguir algo cuando ganáramos. Por más que les dije que no les conseguiría nada, que no me metí en eso por empleos para nadie, no había hora, ni siquiera las horas naturales del sueño, en que mi teléfono y mi correo tuvieran descanso. Nunca entendieron ni aceptaron que yo misma, muy temprano detecté que mi número en la fila de empleos era muy alto, que yo estaba bien atrás en esa cola, que por todos los lados, todos y cada uno de los que requirieron de mi colaboración o intervención, nunca pasaron de ofrecerme puestos de quinta, o sea, ponerme y mantenerme a su entera disposición. No sé cómo iban a abordarme a la hora de la verdad, porque mucho antes del día de las elecciones, cuando se les impregnó el vaho a ministros, directores, embaja

El otro yo

Los dominicanos y las dominicanas tenemos nuestra honra y nuestra estima tan, pero tan baja, que nos hemos convertido en nuestro propio alter ego, el otro yo. Para darnos un poco de valor a los ojos de los demás, lejos de exhibir nuestros propios méritos y logros, por pequeños que sean, nos damos a la tarea de buscar a alguien a quien admiramos o a quien nos gustaría parecernos, y procuramos que se nos relacione con esa persona. Se nos llena la boca diciendo que somos amigos o relacionados de tal o cual personaje, y la triste realidad es que no siempre se trata de un modelo a imitar, ya que cada vez son más y más los casos de que el referente escogido lo que tiene para exhibir es mucho dinero, no necesariamente producto del ahorro de años de trabajo ininterrumpido, ni de ejercicio profesional, comercial o industrial. Somos ya demasiados los dominicanos que nos escudamos en personalidades ajenas para justificar, no digo yo nuestras acciones y omisiones, sino nuestra propia existencia.

De vida alegre

He tenido que vivir casi 61 años para (más o menos) entender qué querían decir los mayores, cuando yo era una niña, y se referían a las hoy llamadas trabajadoras sexuales como “mujeres de vida alegre”. ¿Qué puede tener de alegre esa vida? Sin embargo, no ha sido una reflexión sobre el duro trabajo sexual lo que me ha llevado a entender que fuera considerado “de vida alegre”, sino la realidad de la prostitución en otras áreas menos pobres social, económica, moral, política y profesionalmente. A lo que llega un legislador, un juez, un alcalde, un regidor, un funcionario, cualquier persona con un espacio por pequeño que sea para ejercer una dosis de poder, y a lo que se prestan sus subalternos a cambio de maltrato de todo tipo para tener a su empleador lo más contento posible, es prostitución. Son de vida alegre. Los agentes del orden aprendieron a tiempo que mientras más atropellen a los ciudadanos, mayores son sus posibilidades de ascender. Los rangos son muy importantes. También so

Se va Horacio, se va

“… y cuando fue muerto Aquiles, en la esquina de Pavón, dijeron todas las gentes ‘¡se armó la revolución!’. Se va Horacio, se va…” Ese Aquiles, Alvarez, era hermano de mi abuela. Cada uno, con lo suyo, hace un saco y se mete. Me va a dar muchísima brega entender el afán de la señora que se dice descendiente de doña Trina Moya por regalar esa valiosa pulsera a la primera dama, a pesar de las veces que, durante años, la dejó esperando, según contó la misma doña. Tampoco quedó muy claro si se trataba de un obsequio personal, o si el regalo era para el puesto, destinado a pasar de una primera dama a otra al momento del cambio de presidente, que tendría más sentido y justificaría un desprendimiento que sólo se entendería si su intención fuera honrar a la difunta primera dama dando carácter institucional al usufructo de la joya. Sí, porque en caso de que el regalo sea personal, pasa inmediatamente al patrimonio de Margot y Leonel. En caso de divorcio, con certeza le quedaría a ella en la

Queremos a Hipólito

Cuando baje la marea en el PRD, Hipólito debería reunirse con las tantas personas y los tantos grupos no perredeístas que lo acompañamos desde que lanzó su precandidatura, que sumamos casi la mitad de los votos que obtuvo, de acuerdo a los resultados oficiales de las elecciones. No creo que nadie esté interesado en la película que se está filmando en el PRD en estos momentos. A diferencia de los dirigentes, miembros y simpatizantes del partido, carecemos de vínculos con Miguel Vargas, pensamos muy mal de su feo comportamiento durante el proceso y quedamos sin entender por qué no lo expulsaron a la primera señal de su posición frente a la candidatura del partido que hasta hace poco presidía. En cambio, con Hipólito, estrechamos los lazos, los que fueran, que nos llevaron a integrarnos al Proyecto República Dominicana. Estuvimos de cerca con un hombre que nos robó por completo el corazón, que nos dio un ejemplo invaluable de tenacidad, que se hizo acompañar de un candidato insuperable

Sigue el progreso

En la República Dominicana, el concepto de progreso no tiene la menor relación con el desarrollo. La sociedad dominicana ha aceptado vivir en condiciones de esclavitud para el beneficio de los señores feudales. Cada vez es más difícil producir el sustento familiar. Cada vez los servicios son más caros y menos eficientes. Para disponer de energía eléctrica, no basta con tener un contrato, pagarlo religiosamente a una tarifa alucinante, ni disponer de energía alternativa, llámese lámpara de gas, vela, inversor, planta. No. Tampoco es suficiente vivir en circuitos mal llamados 24/7. Cuando no es un transformador explotado u otra avería, es que están cambiando los cables, el caso es que siempre hay un motivo para que pasemos tanto tiempo sin luz que no hay inversor ni planta que aguante. Y, cuando llamamos a reclamar, no quieren darnos un número de reporte para no dejar constancia de las quejas ni del maltrato a los clientes. Por supuesto, en la mayoría de las viviendas del país, sin lu