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Mostrando entradas de enero, 2020

Forma y fondo

En la semana que hoy termina, publiqué dos artículos en este, mi medio. Quienes tienen blogs saben que el servicio dispone de un medidor de lectoría.  Me ha llamado mucho la atención que el artículo que escribí el domingo pasado, "Durmiendo con el enemigo", tiene casi cuatro veces más lectores que otro que escribí dos o tres días después, "El problema es la conciencia". En el primero, me permití hacer una advertencia, principalmente al candidato presidencial que se perfila ganador (y así lo esperamos, lo necesitamos y es lo mínimo que merecemos), para que los votantes tomemos en cuenta un elemento no tan sorpresivo que se puede presentar en breve y que, si nos descuidamos, puede dejarnos a todos, una vez más, con las manos en la cabeza. Ese artículo expone un mal de forma. En el segundo, expresé mi consternación por la noticia de que un hombre había violado a sus tres hijas, de las que embarazó dos. Ese artículo expone un mal de fondo, a nivel del más p

El problema es la conciencia

Despertar y, antes del primer sorbo de café, alcanzar a ver la noticia de que un hombre ha violado sus tres hijas, tres niñas, de las cuales embarazó dos, es un vomitivo mucho más que eficaz. Y es solo la primera del día, que con las horas que faltan para que termine, es alto el riesgo de enterarnos de otra/s por el estilo antes de volver a la cama esta noche. Aprendimos que somos diferentes a los animales porque tenemos conciencia y ellos no. Entonces, podemos tranquilamente inferir que esa diferencia, lejos de hacernos superiores, nos lleva a ser infinitamente más salvajes que el más salvaje de los animales. Los animales, que funcionan por instinto, no tienen nuestra milenaria historia de destrucción, de explotación, de esclavitud, de torturas, de crímenes, de sometimiento, de adoctrinamiento, de robo, de corrupción, de infracción de las reglas, las normas y las leyes, de insultos, de maltratos, de humillaciones, de hechos execrables, abominables, incluso y de manera rele

¿Durmiendo con el enemigo?

No recuerdo un proceso electoral más inquietante que éste. Después de dos años completos en las calles de todo el país, marchando contra la corrupción y la impunidad, nos estamos jugando la cabeza de manera conformista, es decir, nos sentiremos triunfantes si logramos que gane el auto-denominado cambio que, en realidad, sería un período de transición que bien se puede diluir o posponer si, no todos, pero algunos de los gestores de la lucha se vieran bien colocados en el poder. Es una película muy vista. Hay otro riesgo de que la esperada transición no se dé, y no es un poco probable triunfo del PLD ni de su neonata sucursal, LFP. Tampoco se trata de que los votantes, todos a una, vamos a volcar la intención del voto a AlPaís, ni al tal Ranfito. Recordemos que hace un tiempito, la inefable JCE negó reconocimiento a varios partidos y luego revocó esa negación a un partido del que se dice que es propiedad de la familia Vicini. Creo que se llama País Posible y ahora está (in)debi