No lo permitiremos

Una odontóloga, cuñada de una amiga mía, llevaba 27 años trabajando a mano pelá en un hospital. Si necesitaba guantes, gasa, jeringuilla, lo que fuera, tenía que adquirirlos fuera del hospital. Esa amiga mía, cuñada de la odontóloga, tenía una fundación en el país europeo donde vive, y le mandaba de todo por cajas para que esta mujer pudiera atender a los pacientes que no tenían en qué caerse muertos.
Cuando el PLD llegó al poder por primera vez, empezaron los problemas. Coquito le puso aranceles a esas donaciones y no había con qué pagar, así que ahí estaba todo varado en Aduanas hasta que me enteré y lo publiqué en El Nacional.
Un buen día, estaba la odontóloga trabajando como lo había hecho durante los últimos 27 años y se apareció un un odontólogo peledeísta, con una carta nombrándolo en el puesto de ella.
Groseramente, le dijo que se fuera inmediatamente, que la habían cancelado porque ella e robaba los materiales de trabajo. que se diera por dichosa, que no la metían presa.
27 años de trabajo tirados a la basura para colocar a un "compañerito del partido". No conformes, la acusan de haber robado lo que ella, por el contrario, estuvo costeando de su bolsillo o consiguiendo a través de fundaciones y oenegés.
En eso consiste la perversión morada. Son retorcidos hasta donde más no se puede. Y, por favor, antes de sacar su comida aparte a Juan Bosch, lean su cuento Los Amos.
Miren lo que hicieron a ésa y a muchísimas otras criaturas que apenas les estorbaban sin que les hubieran hecho nada. Imaginen las que nos esperan a todos los que, unidos de verde, gritamos a los cuatro vientos que nos hartamos de que nos roben, de que nos endeuden y de que nos arrinconen en nuestra propiedad.
El gobierno y su partido saben muy bien quiénes son los consumidores y los micro-traficantes de drogas. ¿Quién fue que, a base de drogas, alienó, idiotizó a por lo menos dos generaciones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, ni piensan, por lo tanto, tampoco joden?
No saben qué hacer con este movimiento que, como el trece, mientras más lo obstaculizan, más crece. Evidentemente, a uno de esos genios se le ocurrió el viejo recurso de colocar droga, desacreditar y encarcelar por eso.
¡Ay, don Radhamés! ¿Usted recuerda, como yo, aquel profesional tan prometedor que era Pozo? Yo no olvido cómo a usted se le iluminaba la cara cuando hablaba de él. Qué suerte tiene de no ver en lo que se ha convertido, lo bajo que ha caído ¡por dinero y ni tanto, pero de todos modos es un precio!
Y tú, Ricardo, no te preocupes. Ya la pava no pone donde ponía. El régimen morado no está en condiciones de cometer más excesos. No tiene resistencia para más.
Amigos y amigas verdes, esto no lo vamos a permitir, ¿verdad?

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