La Justicia es tuerta

Hace seis meses que vivo en este apartamento en Gascue. La diferencia entre este edificio y el de al lado es del cielo a la tierra. Aunque no sea exactamente así, simplificaré diciendo que el nuestro se ve pobre y el de al lado se ve rico. Seguramente es menos viejo y, a todas luces, está mucho mejor cuidado.

También tiene planta full, mientras que en el mío, algunos tenemos inversor. La planta eléctrica de los vecinos es inmensa. La instalaron encima del techo del parqueo, equivalente a un segundo piso, más o menos. Por su volumen, ocupa algo así como otro piso, de manera que su muffler o chimenea viene quedando a la altura del tercer piso de mi edificio.

Sucede que el apartamento en que vivo, en principio, en el segundo piso, ocupa, efectivamente, el segundo, el tercer y el cuarto pisos. Y justo frente a esa planta, en el segundo piso está mi comedor y en el tercero la habitación principal, de manera que, cuando la planta prende, el humo sale directamente hacia esas dos áreas de mi apartamento.

El humo se siente en el apartamento entero, pero en esas dos áreas el caso es crítico. No se puede respirar. Y todavía no les he mencionado el ruido infernal. 

Pregunté a los demás moradores de mi edificio si nunca se han quejado, algunos me dijeron olímpicamente que a ellos no les llegaba el humo ni tanto ruido, y que la única que una vez se quejó, la inquilina anterior de este apartamento en que vivo, fue mandada a la misma mierda. Claro, todo el mundo estaba harto de ella por los frecuentes escándalos de su estilo de vida.

Supongo que ustedes me creen que yo también sé mandar a la mierda y más allá, si se me ofrece, pero lo que necesito es resolver el problema, de manera que, luego de un vano intento por conversar con quien administrara ese edificio (lo último que me dijeron es que no tenían administrador/a), me dirigí a la Procuraduría de Medio Ambiente.

Tengo que decirles que fui muy bien tratada, primero por teléfono y luego en la cita misma. Salí de ahí segura de que se resolvería el problema. Tanto a mí como a la abogada que representó al edificio de al lado, nos explicaron con detalle lo que manda la ley y el procedimiento para su aplicación.

Además, mientras esperaba, vi con satisfacción la eficiencia con la que incautaban bocinas de colmadones e iglesias, pero no caí en cuenta de que todos eran  de barrios pobres, hasta que, al cabo de seis meses sin resultados, la magistrada a cargo del caso me dice que dentro de tres días no estará más en el puesto y que el caso quedará en manos de quien ocupe su lugar.

Ya hemos visto, toda la vida, el tiempo que le toma a un funcionario o empleado nuevo empaparse de lo que encuentre pendiente, así que, si en seis meses la que dominaba el trabajo no hizo nada, al nuevo le tomará, mínimo, un año siquiera posar sus ojos ante mi caso.

No sufro de ningún problema respiratorio, hasta fumo. Y he tenido que nebulizarme dos veces por culpa de esa planta, más todas las veces que he tenido sensación de asfixia aunque no me haya nebulizado. Ni les cuento cómo me pongo con ese ruido ensordecedor.

A pesar de que vivimos a cuadra y media del Palacio Nacional, la luz se va con frecuencia, aunque los apagones no son muy largos. Sin embargo, una vez, por un transformador que explotó, pasamos tres días sin luz. Y ahora, con las lluvias y las tormentas eléctricas, los apagones no son tan cortos.

La ley dice que la chimenea o muffler debe ser más alta que el último piso del edificio vecino. Este edificio estaba primero, y la chimenea queda medio a medio de la altura, de manera que ignoraron la ley al instalarla. Y la planta debe ser silenciosa y quedar dentro de una construcción de dos hileras de bloques con un espacio en el medio para amortiguar el ruido, pero esa planta está al aire libre.

Pero a esos vecinos no les importa estar causando molestias que pueden generar problemas irreversibles de salud, a pesar de que uno de ellos es un médico muy conocido, el doctor Richard Dominó, ortopedista dominicano de origen francés (si fuera de origen haitiano, ya estaría en serios problemas), el mismo que dejó el brazo izquierdo de mi hija torcido cuando se fracturó la epitróclea siendo una niña, habiéndole advertido que ella es zurda.

Es el modelo de la relación gobernantes-gobernados, que se rejodan 10 millones de ciudadanos por la dolce vita del comité político y el cuerpo de funcionarios morados en los poderes del Estado, iglesia y prensa incluidas.

A mis vecinos no les importa que quienes vivimos en este apartamento no podamos dormir, ni respirar, ni hablar, ni pensar, porque ellos no van a dejar de prender su planta cuando se va la luz. De hecho, prende automáticamente. Y no respetan autoridad ni leyes, empezando con que mandaron una abogada a la cita, sabiendo que en esos casos no se puede hacer representar, y la magistrada, que fue quien lo señaló, tampoco pospuso la cita por esa irregularidad.

Repito, he sido muy bien tratada durante este proceso, pero llegué a la conclusión de que en realidad, han estado sacándome la lengua. Y sé que si hubiera sido en un barrio pobre, esa planta hace rato que no estaría ahí.

No, no nuestra Justicia no es ciega. Es tuerta. Y lo peor es que el ojo con que ve no es el izquierdo ni el derecho, sino el tercero. Eso explica tantas tomas de justicia por mano propia, siempre de final trágico.

P.D.  Ahora me cuenta el joven vecino del apartamento que me queda puerta con puerta que ya ellos vivían en este edificio cuando instalaron esa planta al margen de las regulaciones de Obras Públicas, que su papá se quejó formalmente hace muchos años y que no hicieron nada. ¡Y yo sin poder mudarme por todos estos ratos!




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