Nacer, crecer, reproducirse y morir
Así va el ciclo de la vida. Todo lo que vive, primero nace, luego crece, ya debidamente crecido se reproduce y, más adelante, muere. ¿Por qué iba a ser diferente el ciclo de la vida del PRD? En su momento, nació. Creció, ¡cómo creció! Se reprodujo. No tengo idea de cuántos partidos salieron de sus entrañas, pero no han sido pocos. Que ahora muera, es lo más natural, aunque sea doloroso, como todas las muertes. Después de todo, el PRD ha llevado una vida muy intensa. Puede confesar que ha vivido.
Igual que a las
personas que nos importan, debemos dejarlo ir, no prolongar su agonía. Se
cansó. Tiene derecho al descanso y no nos corresponde retenerlo. Einstein decía
que la muerte no era más que una ilusión, algo que se nos ha enseñado a
aceptar, pero que sólo existe en nuestras mentes. Existe una teoría de que la
muerte no es un hecho terminal; que, cuando morimos, como las flores perennes, volvemos
a florecer en otro universo.
De manera que podemos
dejar tranquilamente que en la mente de Miguel exista la muerte del PRD, y que,
cual tigre, jure que se ha anotado una raya más, porque mientras él esté
festejando haber cumplido su pacto con Leonel, esa flor perenne, el PRD,
florecerá de nuevo en otro contexto, con otro aspecto, el de la Convergencia.
Puedo dar fe.
Cuando alguna de mis plantas muere, yo dejo el tarro intacto y sigo mojando esa
tierra como si la planta muerta estuviera viva. En cuestión de días, sale otra
plantita. Felizmente, contamos con especialistas de la agricultura que nos
expliquen mejor cómo y por qué esto ocurre. No es magia. Es un proceso.
Por otro lado, algún
filósofo nos hará entender bien ese duelo inminente del que debemos quedar
conformes para seguir nuestro camino, para que las flores perennes vuelvan a
florecer, tal como necesitamos y merecemos.
¿Recuerdan a
Rodriguito en su programa radial “El suceso de hoy”, cada mediodía, diciendo
que “la vida no se detiene, prosigue su agitado curso”? Tenemos un deber y
vamos a cumplirlo, no importa desde qué escenario. Si el juego de la democracia
se basa en las elecciones dentro de un maltrecho sistema de partidos, partidos
tenemos. Abundarán boletas electorales para presentar, elegir y hacer ganar a
los candidatos que la mayoría de los perredeístas, sus simpatizantes y sus
aliados respaldarán.
Guardemos el debido
luto al PRD, como mandan nuestras mejores costumbres y, mientras el PRD florece
de nuevo en el universo de la Convergencia, celebremos sus momentos de gloria,
honremos a quienes esa gloria tanto costó, elaborando un programa de gobierno abarcador
e inobjetable que aglutine a los millones de votantes cautivos, atraiga a los
nuevos votantes, y represente seguridad para los desorientados, para los desesperanzados
y desencantados. Ahora, en Pascua de Resurrección.
Cero protagonismo.
Cero disparidad de criterios. 100% de capitalización de afinidades. Y al tal
Miguelito, como muy cerca, mándenlo a la misma m…
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