Tertulias



Todos tenemos familiares, amigos y relacionados que ni muertos se acercan a un partido; otros que detestan las reuniones políticas, escuchar discursos y aplaudirlos sin entenderlos y sin oportunidad de opinar a favor o en contra; que de ninguna manera participarían en una caravana y que no pueden o no están dispuestos a colaborar materialmente con una campaña electoral.

Sin embargo, todos están conscientes de que votar, más que un derecho, es un deber. Muchos están convencidos de que ¡basta ya!, que es indispensable un cambio de gobierno y saben que el único candidato con probabilidades de generar ese cambio es Luis.

Siendo adultas todas las personas en capacidad de ejercer el sufragio, no podemos decirles que voten por nuestro candidato porque sí, para complacernos, para “ayudarnos” bajo compromiso de que retornaremos esa ayuda cuando lleguemos al poder, ni nada por el estilo.

Por todo eso y mucho más, sugiero a quienes tienen la intención de hacer los esfuerzos a su alcance para sumar votos a nuestro candidato presidencial que organicen encuentros informales, distendidos, con sus diferentes grupos para conversar de forma animada y madura sobre los lineamientos del programa de gobierno que les interesen o los afecten, y que hagan llegar sus inquietudes y propuestas al equipo que trabaja en la redacción del documento que servirá de manual al candidato cuando llegue a la presidencia. 

Incluso pueden invitar a algún miembro de ese equipo en capacidad de responder y de tomar nota, o a algún especialista en uno o todos los aspectos del programa que vayan a tratar.

Es importante definir los temas a tratar y convertirnos en moderadores para que no se salgan de los temas ni pierdan el tiempo acabando con el gobierno y sus funcionarios, que ya todo eso es conocido y está a punto de pasar a la historia. Hay que concentrarse en las expectativas del próximo ejercicio del poder ejecutivo y, por supuesto, comprometerse a seguir multiplicando el número de decididos, no solamente a votar por Luis, sino a hacer todos sus esfuerzos para, a su vez, multiplicarse.

Dado que el candidato pertenece a un partido revolucionario, moderno y mayoritario, quienes lo apoyamos debemos revolucionar la forma de hacer política, con un estilo moderno que no altere la vida de los votantes y trabajar en esa dirección para demostrar en las urnas que somos mayoritarios.

Recordemos que las mayorías se componen de minorías. No importa si eres delíveri de colmado, pizzería o farmacia, si eres empleada doméstica, comerciante pequeño, mediano o grande. Hagas lo que hagas, perteneces a un grupo. Del mismo modo en que se reúnen por otros motivos, puedes provocar una reflexión electoral y, sin discutir ni intentar imponerte, “vender tu mercancía”, es decir, ponderar el candidato por el que ya decidiste votar, que es Luis, y explicar por qué debe ser él si realmente estamos trabajando para un cambio.

Cuando se refieran a otros candidatos, si no es del PLD y sin decir nada en contra, aclara que votar por ese/a candidato/a significa dispersar el voto, lo que, al restar votos a Luis, beneficiría a Danilo. Y si es a Danilo a quien se refieren, adviértanles sobre los peligros de una dictadura, sobre todo si son jóvenes y desconocen la historia.

Si no apeamos el PLD del poder en estas elecciones, no lo apearemos jamás. Entonces, reunamos a nuestros conocidos, sea cual sea el vínculo que nos una, y hagamos del trabajo político una actividad amena y fructífera a la vez, sin desgastarnos ni gastar gran cosa.

Hagan la prueba y después me cuentan. A mí, me está funcionando muy bien.

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