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Mostrando entradas de agosto, 2024

(Very bad) “influencer” ¿buscando “likes”?

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No nos dan tregua. En una semana, tres madres disponen de las vidas de sus hijas de forma espeluznante. Dos de las tres niñas, fallecidas. La tercera, grave. Sin que hayamos digerido esos tres casos, sale una mujer, cual heroína, diciendo que tiene intimidad con su hijo. Entre el día de sus declaraciones sobre su vida sexual incestuosa y el día en que soltó que no era cierto, que ella es “influencer” y que andaba buscando “likes”, no fueron pocos los que se dedicaron a averiguar si el incesto era delito, aunque se tratara de un hijo mayor de edad y, en principio, “en su sano juicio”. En cuanto al “sano juicio” del hijo de esta “influencer”, se trata de un ¿cantante? de música urbana que ya se ha visto envuelto en varios casos judiciales, uno de ellos, precisamente, por golpear a su mamá. En otra ocasión, fue por supuesta implicación con una menor, y una vez por falsificar los documentos de una expareja. A todos los que, escandalizados, me tocaron el tema, les dije que las igles

Fait divers

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En francés, fait divers significa suceso, contenido de la crónica roja, es decir, los accidentes, los hechos violentos y demás. Nuestra crónica roja nunca ha carecido de material abundante para los diferentes medios de comunicación, y ahora, con las redes sociales, su difusión ya casi ni es noticia a la hora de salida de los medios formales de comunicación. En estos días, en menos de una semana hemos sido sacudidos por tres hechos violentos que han dejado dos niñas muertas y otra todavía viva, pero grave, las tres agredidas por sus respectivas madres. Uno de ellos, el primero, causado por aparente desesperación de la madre frente a la situación de abuso que sufría su niña. Parecería que decidió irse de este mundo y llevarse con ella una vida que ella misma dio. Del segundo, seguimos con una nube, esperando que se aclare. Pero esa nube no ha logrado opacar lo espeluznante del caso. Probablemente, tampoco perderá esa categoría cuando se conozca el móvil. Yo todavía espero que se de

La ignorancia apasionada

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  “Lo poco que sé, se lo debo a mi ignorancia”.  (Platón) En referencia a aquellos que se empeñan en permanecer en una actitud de ignorancia con respecto al conocimiento de las cosas del mundo, Sócrates dijo: “Existe un solo bien, llamado conocimiento, y un solo mal, llamado ignorancia”. Siempre se ha dicho que la ignorancia es la madre de la felicidad. Sin embargo, la ignorancia tiene muchos apellidos, entre ellos, ignorancia supina, que es el tipo de ignorancia relativo a asuntos básicos de la vida. La ignorancia supina se deriva de la negligencia de una persona en aprender o adquirir los conocimientos esenciales de aquello que debería o podría saber. Ignorancia supina es, por ejemplo, la de una enfermera que no sabe poner inyecciones, algo fundamental para el ejercicio de su profesión. No creo que pueda ser feliz con esa incompetencia. Muchos hemos pronunciado la frase: “la ignorancia es atrevida”, refiriéndonos, precisamente, a lo que se atreven algunos ignorantes. Existe

De conos (¡coño!) y estacionamientos

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La foto que acompaña esta publicación la tomé desde mi parqueo, es decir, esa situación, una de tantísimas, es en la acera de enfrente. Recuerdo que hace años pregunté a una residente en ese edificio porqué se reservaba el espacio público y me respondió que cuando hay carros estacionados, repito, en la vía pública, los vehículos no tenían visibilidad adecuada para salir. Parece ser la única que no ha notado los árboles sembrados en la acera, podados expresamente de manera que nadie puede abrir la puerta de su vehículo al estacionarse allí, dado que la calle es de una vía y de ese lado queda la puerta del conductor. Eso me recuerda una visita que dispensé a un amigo ya fallecido, frente a cuya casa pude estacionarme solo cuando el vigilante confirmó que mi visita era al dueño de esa casa. Cuando entré, apenas lo saludé antes de preguntarle por qué tenía todas esas latas llenas de cemento con un palo de metal en el medio y me dijo, con la mayor naturalidad, que al lado de la casa había