Con todo respeto

Del mismo modo que tenemos familiares, amigos y relacionados en todas las religiones, o en ninguna, también los tenemos en todos los partidos, o en ninguno. Y, en general, nos respetamos. Nos respetamos mucho.

En este momento siento la necesidad de reiterar ese respeto a los amigos, familiares y relacionados peledeístas, que lo son de siempre. Muchos de ellos trabajan en instituciones gubernamentales y puedo dar fe de que: 1) no se han enriquecido durante los gobiernos morados; 2) trabajan en sus respectivas áreas técnicas, profesionales o de destrezas; 3) si alguno/a de ellos/as hubiera estado en posición de administrar fondos del Estado, la situación económica y financiera del país sería muy diferente; 4) si se vieran sin esos empleos, incluyendo algunos de dirección, planificación, control o gerencia, no pasarían necesidades; unos ya podrían retirarse, y otros están en perfecta capacidad de trabajar con éxito en cualquier sector, sea público, privado o independiente.

Con todo lo anterior quiero decir que, si al día de hoy todavía militan en el PLD, lo hacen apegados a su lealtad a un partido que ya no es ni volverá a ser lo que fue cuando ellos se adhirieron a aquella olvidada causa.

Y es en nombre de ese respeto y del reconocimiento a su valor moral y social que yo me atrevo a decirles que no tienen idea de cómo nos duele el golpe que recibimos cada vez que ejercen su derecho inalienable a manifestarse a favor de la reelección presidencial, legislativa y municipal, en otras palabras, a la dictatura morada, rayana en feudalismo. 

Siento que nos están condenando a muerte, a muerte física, que en muerte civil nos encontramos desde que están en el poder. Siento que no han pensado en la ola de suicidios, de infartos y derrames fulminantes que tendremos si se llegara a anunciar la continuidad morada como resultado de las elecciones.

Me cuesta entender y aceptar que personas indiscutiblemente honorables, de principios, quieran que el país siga gobernado por hombres y mujeres de quienes ellos saben lo mismo que sabemos todos, y quién sabe si más. Lejos de la lealtad, eso es complicidad, pasiva, pero complicidad al fin y al cabo; encima, gratuita, desinteresada, en términos personales.

¿Sería demasiado pedirles que piensen mínimamente en la legión de dominicanos y dominicanas perjudicados, esclavizados, que vivimos sin derecho a nada que no sea mantener la dolce vita de los funcionarios, pagar las deudas a las que nos comprometen, recibir el azote constante de su ostentación y ser objeto de su trato vigilante y desdeñoso?

Díganme la verdad. ¿No les da ni un chin de vergüenza el comportamiento de tantos compañeros de su partido? ¿No les produce el menor remordimiento apoyar las intenciones de perpetuarse en el poder, dada la escandalosa forma en que lo ejercen?

Me resisto a creer eso de ustedes, mis, de verdad, muy queridos amigos, familiares y relacionados todavía peledeístas. Dudo mucho que no estén notando la gravedad del caso. Repito, no entiendo ni acepto sus motivos. Pero mi respeto, lo tienen, como siempre. Quería reiterarles mi reconocimiento a lo que valen y mi afecto, que supieran cómo nos sentimos, para que no aleguen ignorancia. Abrazos sinceros.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Memorias de Gestión Consular

De seguros y servicios médicos

Prestigio prestado