No a la relección

A menos de tres meses de las elecciones, que serán la forma pacífica de deshacernos de Danilo y el PLD, noto que abundan denuncias, reacciones, ideas y opiniones, muchas de ellas geniales, pero muy pocas ajustadas a la cruda realidad del momento.

El horno no está para galleticas. Todo lo que tenemos que definir es si queremos o no queremos cuatro años más de flagelo morado. Y apegarnos cual clavo ardiendo a la única posibilidad de salir de esa plaga, de darnos cuatro años de respiro y de organización del país que queremos, necesitamos y merecemos.

No estoy diciendo que el partido y el candidato que constituyen la vía de solución sean la maravilla de Dindo. Para nada. Ese partido y su candidato son tan producto del sistema como los demás, y lo demuestran constantemente. Sin embargo, eso es lo que hay, es todo lo que tenemos en este momento.

Al menos, no vienen con hambre vieja a matársela en el poder. Por su formación doméstica y académica, son más de caridad que de solidaridad, están más a tono con la doctrina cristiana desde la óptica católica, lo que para muchos es un valor positivo. Para mí es muy discutible. Y hay más cosas.

Ocurre que el momento exige concentración en lo que interesa. Y lo que interesa es cortar de raíz el mal que nos aqueja, esos 16 años morados que quieren convertirse, si no en 20, quién sabe en cuántos más. No tendremos resistencia. Permitir que se queden es decidirnos por la esclavitud, sin contar todos los que terminarán suicidándose.

No es posible que por estar de puristas dispersemos los votos y demos paso a la reelección de un partido y un presidente que hace rato que perdieron el pudor y ni se molestan en disimular todos los desmanes que les hemos permitido. Se sienten señores feudales, dueños de esta tierra donde todo el que vive en ella trabaja para ellos y paga muy caro por eso.

No es que votar por Luis y el PRM sea un pasaje al paraíso. Ni que fueran magos, ni siquiera si fueran esencialmente diferentes de otros partidos y candidatos. Es un descanso. Un período de transición. Un tiempo de preparación para el futuro cercano. Una recuperación de fuerzas para organizar el pensamiento y la acción.

Es una verdadera lástima, una fuerte sensación de vacío e impotencia, que algunos pactos no se hayan dado por caprichos personales, por rabietas pueriles o seniles en relación a candidaturas no disponibles, por supuestas disparidades programáticas, básicamente por subterfugios y pendejadas, obviando el sagrado deber de los partidos, sus dirigentes y miembros que tanto cacarean sobre sus intenciones y luchas por el bienestar nacional, lo que a todas luces no ha jugado ningún papel en esta jornada.

También es cierto que ha habido alianzas indeseables que deben haber puesto a más de un muerto a revolcarse en la tumba y con seguridad han indignado a más de un vivo, pactos que recuerdan muchos hechos desagradables, como el de aquella vez que, por sacar a Balaguer, hasta pusieron a Wessin de candidato vicepresidencial.

Espero que, una vez definidas todas las boletas electorales, contentos e insatisfechos se concentren en impulsar a esos candidatos a los poderes ejecutivo, legislativo y municipal. Ahora no cuenta el voto purista. Llenarse la boca de santidad por haber votado por un candidato bueno, incluso excelente, sin posibilidades, no es votar contra la reelección y lo que ella implica, sino a su favor, ya que será un voto menos para quien tiene más probabilidades.

A mis amistades, familiares y relacionados que voten morado, aun reconociéndoles su derecho inalienable, no los perdonaré. Sentiré que me han condenado a muerte, a mí y a muchos más. Lo mismo para quienes se abstengan, voten en blanco, anulen su voto o lo dispersen.

No podemos ni debemos ni queremos seguir manteniendo la escandalosa vida de los peledeístas, a cambio de nuestra indigencia, de nuestra ignominia. Ni ellos merecen vivir tan bien, ni nosotros merecemos vivir tan mal. El PLD es un atentado a la dignidad del país y de sus ciudadanos.

Las elecciones son el camino pacífico para realizar el cambio y están a la vuelta de la esquina. Que no sea por ninguno de nosotros que Danilo, Roberto, Reynaldo y los demás se reelijan. Al unísono, digamos no a la reelección, para que nos respeten, que esto no es de ellos, sino nuestro.


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