¡Que no lo saben! (¡Porque lo ignoran!)

El espionaje, como ejercicio de poder, siempre ha sido una enfermedad. En el caso de los peledeístas, la palabra enfermedad no alcanza a describir la pasión desenfrenada, el dinero que gastan y el tiempo que dedican a enterarse de los detalles más insignificantes de la vida de los ciudadanos. Fácilmente saben, sobre cualquier habitante, cuántas piezas de ropa interior tiene y de qué colores son. 

Y si el "hábito" no dice por completo quiénes y cómo son, el uso que le dan, neutralizar, disminuir, desacreditar, no deja el menor resquicio de dudas de su condición de gentuza (gente de orilla, habría dicho mi mamá). 

En otras palabras, saben demasiado de todo lo que no tienen que saber, de lo que no les incumbe, de lo que viola la privacidad de las personas, y absolutamente nada de lo que les debería ser imprescindible: los conocimientos necesarios para desempeñar sus funciones y sus deberes para con los propietarios de la porción del Estado que administran.

Ahora, que el mismísimo jefe del equipo de administradores del Estado, el presidente de la república en persona, justifique un (no-) hecho, un desacato a la ley, a su propia advertencia y plazo para cumplirla, diciendo olímpicamente: "debe ser que no lo saben", es mucho más que una luz verde para "que siga el entierro".

Pero si ese mensaje a sus funcionarios de que continúen haciendo y dejando de hacer lo que les dé la gana fue claro, más claro fue el mensaje a los dueños de esta quebrada empresa que administran, que es el país. Nos dijo, sin el menor recato, "no me rejodan, ustedes sólo sirven para mantenernos a todo confort, para proporcionarnos los bienes que nos negamos a declarar, y para justificar encuestas y votos, sean o no encuestados, voten o no voten". Sí, porque cuando dice que "lo ignoran", no está alegando desconocimiento, sino absoluta falta de atención, de apego.

(Por cierto, esa encuesta que publicó hoy Dorín Cabrera - página 5A, periódico HOY - da ganas de llorar, pero por él. La gente no puede ser tan barata, por mucha necesidad que tenga. No sea nadie pendejo.)

Por otra parte y sin que esto justifique el incumplimiento de los funcionarios, ¿qué hemos exigido, qué hemos investigado, qué hemos hecho en relación a las escandalosas declaraciones de bienes que sí han sido entregadas y publicadas? ¡Nada!

Entonces, como siempre, regreso a mi punto: ¿Hasta dónde, hasta cuándo vamos a permitir este sometimiento? ¿A partir de qué criterio lo soportamos, lo fomentamos? ¿Qué más hace falta para que reaccionemos? ¿Nos parece suficiente denunciar y quejarnos por las redes? ¿Ni siquiera porque sabemos que el país es de todos y cada uno de nosotros tenemos capacidad de unirnos por ese interés común? ¿Vamos a permanecer impasibles ante todos los atropellos que recibimos diariamente desde absolutamente todas las instancias del poder? Esa es la parte que no entiendo.

No es de ahora que nuestros económica, social, política y moralmente onerosos gobiernos viven de espaldas a la población. Los siete veces malditos gobiernos morados se diferencian en que de vez en cuando voltean la cabeza hacia nosotros con el único fin de sacarnos la lengua, de descalificarnos. ¡Y se lo aguantamos!

Es increíble como, desde ya, estamos condicionados a la idea de que el PLD permanezca en el poder más allá de 2020. ¿Ha leído u oído alguien un solo planteamiento, una sola posición, una sola convocatoria para evitar que eso ocurra? ¿Cómo se puede dar por inevitable la reelección cuatro años antes de que se intente y, si la dejamos, se imponga?

Ya tenemos la certeza de que no contamos con los partidos de oposición. Se compone mayormente de desechos del PLD que, aunque quieran dar la impresión de que se separaron por principios, bien sabemos que fueron sencillamente asqueroseados porque la relación costo-beneficio era negativa para el PLD.

El PRM, del que soy fundadora y dizque dirigente, no ha marcado la diferencia. Yo misma me siento como una extraña en relación al partido.

Si no nos ponemos las pilas pronto, si no dejamos de lado nuestras diferencias, nuestras disparidades de criterio, nuestras aspiraciones, nuestros gustos personales, y nos compactamos, todos a una para salvar nuestro patrimonio común, la catástrofe que nos rige se volverá inmanejable y no sabremos qué hacer, ni cómo sobrevivir, ni cómo salvar a nuestros dependientes.

Aun sabiendo que nadie puede dar lo que no tiene, deberíamos empezar por hacer saber a Danilo que no le aceptamos ese tipo de respuesta irreverente, irritante: "debe ser que no lo saben". Recoñazo.  



Comentarios

F. Pimentel-Torres ha dicho que…
Muy buen análisis.
No obstante, solo es posible disputar el poder desde otro poder que haga de contrapeso a la plutocracia establecida.
Para eso se necesita un proyecto político que supere a los actuales partidos en el poder y a la supuesta coalición de organizaciones opositoras, en donde están juntos mansos y cimarrones... o tal vez todos son más bien cimarrones...

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