Días que compensan


No creo que pueda, ni que haga falta, describir mis niveles de tensión el fin de semana antepasado por el espectáculo del peregrino y el fin de semana pasado por los incendios y algunas trifulcas, hechos aparentemente aislados, pero todos con el común denominador de que ocurrieron en provincias y municipios donde el PLD perdió las alcaldías.
La idea de vernos obligados a actuar antes de las elecciones para salir de la plaga morada por una vía nada pacífica me puso, repito, extremadamente tensa, no hablemos del impacto al constatar, nueva vez, la clase de gentuza, la incalificable perruá en cuyas manos está la administración de nuestro Estado.
Pero hoy he sido premiada. Temprano, en la mañana, Paloma me trajo a Dalia, que así llamamos a una perrita de 25 días de nacida, cuya madre no podía seguir alimentándola. El veterinario dijo que está perfecta, que confía en que la criaremos bien; y la bienvenida que le dieron Arí el chihuahua, y Rosalía la pug, será inolvidable. Estoy tranquila, porque Dalia también tiene su carácter. Bueno, falta ver como será la presentación a Joy, la gata y a André, el gato.
Pedí sugerencias para ponerle nombre a la perrita y fue una sola gozada. Mi hija, desde antes que llegara la perrita, había propuesto Dalia, pero cuando me dijo que era porque Rosalía lleva el nombre de una amiga mía de infancia que hasta aceptó ser su madrina, y su hermana melliza se llama Rosidalia, le dije que no, que yo no sabía si Rosidalia tendría humor para aceptar que el nombre de la perrita evocara el suyo. A Rosalía le había explicado que la pug llegó a mi casa con ese nombre, pero ponerle yo el nombre de una amiga me resultaba un poco arriesgado, ya que no a todo el mundo le hace gracia tal distinción.
En medio de esa algarabía, me llamó Rosalía, no la pug, sino la melliza, que no cocinara, que me iba a mandar comida. Me he reído mucho porque ella me mandó exactamente lo mismo que yo iba a cocinar, excepto que la de ella estaba exquisita y la mía, bueno, iba a quedar como siempre, pero nunca exquisita, y menos con lo harta que estoy de cocinar y fregar. Le conté el evento de la perrita, pero no dijo nada.
¡Fue Rosidalia misma quien propuso que la perrita llevara su apodo! Pero, le pregunté si no tenía inconveniente en que, en vez del apodo, la llamáramos Dalia. ¡Aceptó y es la madrina!
Rosalía y Rosidalia están en los mejores recuerdos de mis vacaciones en La Vega, en esas temporadas que cada año me permitían salir un poco del terror en el que yo vivía, de lo cual ellas nunca supieron, por lo que tampoco pueden saber lo que significaba para mí su compañía, sus atenciones, sentirme tan bien acogida. Más adelante les contaré de esas mismas vacaciones con otro par de mellizas, mis primas Mercedes y Olimpia que, también sin saberlo, jugaron un papel muy especial para que yo sobreviviera a mi infierno.
A Rosalía, después de adultas, la veía con seguridad cuando votábamos en el mismo colegio electoral, la molesté varias veces donde trabajaba hasta hace poco, y creo que eso ha sido todo. De las redes para acá, nos comunicamos con frecuencia. Casi muero una vez que se enfermó. Pero toda la vida he sabido que cuento con ella, y conste que, si bien es muy complaciente, está lejos de ser apoyadora.
A Rosidalia, creo que llevaba casi 50 años sin verla, hasta que fui a la Marcha Verde en Santiago hace tres años y nos vimos un ratito en un restaurante cerca de su casa. Ya conocía a su hija menor y ese día conocí otra de sus tres hijas. Desde entonces, vivimos en contacto permanente, desde que amanece, por Whatsapp.
Y voy a dejar esto antes de que me invadan otros recuerdos menos agradables. Las emociones de hoy han sido fuertes, no hablemos de la comelona, coronada con un volteado de piña de postre, que me ayer me hizo y cruzó toda la ciudad para traerme Pierina quien, por cierto, fue quien me regaló a Rosalía, la pug.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Siempre, siempre serás para nosotras, nuestra querida Cosette quien nos encantaba desde que llegaba a La Vega. Te queremos muchoooo.
Piera Banks ha dicho que…
Falta menos para respirar de nuevo, saldremos de ésta, podemos lograrlo. Los años de vida que hemos atesorado son parte íntima de mi existencia, hasta un tiempo de maternidad compartimos, Elisa y Pier' Angeli nacieron con dos meses de diferencia; y Rosalía... En mejores corazones no pudo caer. Las quiero.

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