Esclavos de las pasiones
En eso nos hemos convertido. Somos esclavos de nuestras pasiones, principalmente de nuestras pasiones desordenadas, esas que no solo comprometen nuestros afectos y deseos, sino todos los aspectos de nuestra vida diaria.
Cuando empezaron las marchas verdes, en 2017, pensé
que de sus entrañas se prepararían candidatos para los cargos de los poderes
del Estado a ser elegidos este año. Sin embargo, ya había una decisión tomada
de apoyar al PRM y a los partidos que se aliaran, dado que “Luis Abinader es el
que está más adelantado para llegar al poder”.
Siempre se puso en primera fila la perentoriedad de
salir del PLD. Y así se impuso la moción que finalmente triunfó. Los aguafiestas
de diferentes flancos pretenden minimizar el logro diciendo que no fue que el
PRM y aliados ganaron, sino que el PLD y aliados perdieron. Entre las alegadas
causas de la derrota morada, hay quienes se la atribuyen a los Estados Unidos, es
decir, al imperio, en razón de sus múltiples intereses en nuestro país,
principalmente todo el dinero que le debemos.
A todas esas hipótesis, de las cuales ni una sola
reconoce la decisión masiva de salir a votar en medio de una pandemia para
evitar a toda costa que el PLD se alzara con un triunfo basado en los votos
comprados a los ojos de todo el mundo, y en la medida que se han publicado o se
han colado los nombres de los próximos encargados de las instituciones gubernamentales,
las opiniones, los augurios, las predicciones, son asfixiantes, sean positivas
o negativas.
El momento que estamos viviendo es una oportunidad
única para crecer y madurar en términos del ejercicio de la ciudadanía. Luis,
el PRM y sus aliados, se comprometieron a erradicar la corrupción y la
impunidad. También se ofrecieron a recuperar la economía. Con nuestros votos,
les dijimos que les creíamos. Además, les advertimos que estaríamos en
observación permanente.
Creo que deberíamos dejar de lado todos los criterios
que externamos durante las 24 horas del día todos los días de la semana sobre
lo que se debe hacer y a quién/es se debe o no se debe nombrar para que lo
haga/n, sea/n o no de nuestro agrado, llene/n o no nuestras expectativas; que Luis
y su equipo sean los únicos responsables de su selección, de manera que, a la
hora de tener que reclamar, sea solo a él.
Estamos desperdiciando una energía que ojalá no nos
haga falta más adelante, pero que siempre es mejor reservarla para la hora precisa. No es que debemos darnos por satisfechos simplemente porque el PLD
quedará fuera del poder, ni por el circo que algunos esperan y desean
ardientemente en el área de la justicia que, de hecho, necesitamos y merecemos,
pero que no va a resultar exactamente como lo hemos diseñado desde nuestra
simpleza, ya que los casos son complejos.
Tampoco quiere decir que vamos a aceptar conformes
todo lo que pueda venir que nos perjudique, ni que nos vamos a convertir en
cómplices pasivos de quienes se pongan a inventar. Dijimos ¡basta ya! porque,
efectivamente, ya basta.
Lo más sano en esta coyuntura es dejar de ser esclavos
de nuestras pasiones desordenadas, y recordar que no siempre se puede hacer lo
que se quiere, sino lo que se debe. Por nuestro bien y por el bien común, reflexionemos
y actuemos, sin lastimar ni lastimarnos, pero con determinación, como lo que
somos: dueños de ese patrimonio común que es el Estado, que ya vimos lo que nos
costó dejar de su cuenta a los administradores salientes y la brega que ha dado
salir de ellos.
Comentarios
Excelente Cosette, que magnifica reflexion. Totalmente de acuerdo