“Ho dato tutto a te”

Te lo he dado todo. "Ho dato tutto a te", canta Medea, con el alma desgarrada, a Jason cuando ella recibe la carta en la que él le informa que la abandona por otra mujer, más joven, importante, una princesa. Si duro fue lo de Medea, lo de María Callas fue brutal. El aria y el personaje vinieron a resultar de antología, de ontología, cuando Onassis se casó con Jacqueline.

Los escasos políticos dominicanos que tienen un cierto nivel de cultura, a pesar de tenerlo, viven perdidos en el espacio sideral. Se atreven a aplicarse la sensación de Medea cuando “sus” respectivos pueblos no los eligen más.

Es que, cuando escuchamos a ex funcionarios, particular pero no exclusivamente de puestos electivos, hablando – como tema único – de sus glorias pasadas, nos preguntamos por qué sus beneficiarios les salieron tan mal agradecidos y no votaron más por ellos, si es verdad que hicieron siquiera la mitad de lo que alardean.

En una de mis giras caravaneando con Hipólito, comenté a una conocida sobre los supuestos fraudes consecutivos de que había sido objeto un amigo mío, como hermano, en las elecciones de 2006 y 2010, que en ambas ocasiones dijo: “me acosté ganado y amanecí perdido”, a lo que ella me respondió que él sabía bien que no había ganado, que ellos mismos, los de su partido, no votaron por él porque llevaba no sé cuántos períodos en el puesto e impuso su candidatura a pesar de que su partido prefería otro, y que eso mismo pasó con candidatos a otras posiciones en la misma provincia, por lo que es justo aplicar el caso a otras provincias, y de lo que se puede inferir sin remordimientos que, aunque de verdad hubieran hecho todo lo que dicen, y por lo menos de una parte puedo dar fe, el poder no debe ser secuestrado en ninguno de sus niveles. Pero nuestros políticos no entienden eso, y si lo entienden, no lo aceptan.

Me recuerda la época en que militaba en partido pequeño hasta el día en que se me ocurrió proponer que la directiva soltara algo, ya fuera la dirección del partido, la de una oenegé vinculada y vinculante, o la de un proyecto provincial en marcha, que no podían ni debían dirigirlo todo. Jamás me convocaron a otra reunión. Instruyeron a la militancia que no dieran ni medio paso a favor del PLD y la directiva se fue solita con Leonel.

Demasiados políticos de nuestro patio no pueden cantar el aria, mucho menos con el alma desgarrada porque, por más que hayan hecho o crean haber hecho por sus representados, omitieron un pequeño detalle: dar paso a otros, permitirles que ejercieran el mismo derecho que ya ellos habían ejercido, elegir y ser elegidos.

Lejos de renovarse, sólo pretendían perpetuarse. En otras palabras, lo que hicieron, mucho o poco, no fue sólo para mejorar la vida de la comunidad, sino también para comprar sumisión (no lealtad) y generar deudas de agradecimiento, una forma más de esclavitud. Se les peló el billete a ellos y a su partido. No se miraron en los numerosos espejos disponibles.

Están como aquellos hombres botados por sus mujeres que les cantaban “no sé qué más me pides tú, si todo te lo he dado a ti…” ¡Mentira! No me lo has dado todo. ¿Por qué crees que te boté, entonces?

Dejemos ese “ho dato tutto a te” de Medea en la garganta de María Callas, y concentrémonos en nuestra misión: impulsar el candidato que apoyamos, porque queremos y necesitamos que gane, para entonces, de verdad, darlo todo por el país. De lo contrario, mucho antes de que nos demos cuenta, nos habrán puesto la venenosa enema de la dictadura morada.

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