Margarita y los niños

A apenas meses de cumplir ocho años en sus “funciones” de Primera Dama, lo mejor que se le ha ocurrido a Margarita, y no por primera vez, es llevar por lo menos dos sectores muy vulnerables de la infancia a cenar al palacio. Uno, el de los niños y las niñas “especiales”, es decir, con limitaciones físicas o mentales. Otro, el de los niños y las niñas “de la calle”. En esta ocasión, además, las siamesas separadas y un par de lágrimas de emoción.

Lo que importa es su imagen de generosa, sensible, altruista, y además cree que con una foto anual, navideña, puede convencer, probar al país que se interesa por la suerte de esos menores. En cualquier parte del mundo, particularmente donde le gusta hacer sus compras, esta abominable práctica califica para abuso.

Es muy malsano utilizar esos niños y esas niñas para beneficio de su imagen. ¿Qué pensarán esos menores cuando los reclutan para hacer bulto en esas cenas, sin que la vida les mejore ni un ápice? ¿Cuáles son las políticas del flamante y multimillonario despacho a favor de esa niñez?

¿No ha podido Cuchita mandarle material al respecto desde la UNESCO? ¿No se ha dejado asesorar por Mechi, hermana de Cuchita, directora y propietaria de aquella escuela donde la gente pensante enviaba sus hijos en edad preescolar?

¿No ha encontrado quien le diga lo aberrante que es eso, recoger primero los “loquitos que hay en todos los barrios”, como dijo “con todo respeto” un alto dirigente político ¡en una conferencia magistral!, y luego esos menores tan expuestos a las inclemencias del tiempo, del gobierno y de la sociedad, para dejar constancia grabada y retratada de su “interés” por ese segmento de la población?

¿Cómo es que luego de ocho navidades consecutivas recogiendo fondos en esa gala navideña – que también son fondos del Estado, a juzgar por los que pagan y asisten – haciendo esas cenas con la parte más desamparada de la niñez, no se le ha ocurrido poner en práctica ni una sola política que mejore sustancialmente la vida de los hombres y las mujeres del futuro?

Es cruel, indignante, mucho peor que repartir las cien veces malditas cajas de alimentos para la cena navideña con la cara de Leonel o de Abel impresa, muchísimo peor que pasearse por los barrios pobres exhibiendo esa opulencia que mantiene la miseria. ¡Llevar los niños a cenar al Palacio! Eso sí, a los jardines, que tampoco van a entrar a ensuciar y a poner mano. ¡Juran que les han concedido un privilegio! ¡Una vez al año! ¡Y los devuelven a su espantoso mundo real! Francamente, eso no se hace.

La caridad es denigrante, retrógrada. El progreso se basa en la solidaridad. Y no puede haber solidaridad sin cohesión social, Margarita. Ustedes han hecho todo lo contrario: profundizar y ensanchar las grietas sociales, políticas y económicas. Pero ya falta menos. Toma todas las fotos y todos los videos que te faltan para que mates el tiempo añorando lo que serán tus glorias pasadas, que tu carnaval está a punto de terminar. (En tu lugar, rogaría por que así sea.)

Comentarios

soy... ha dicho que…
"El progreso se basa en la solidaridad."

Ahí, en esa frase, se nota el sueño de la conciencia.

Un saludo.

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