La que nos espera

A los peledeístas siempre les ha gustado mucho la llamada “inteligencia”, que no es otra cosa más que el espionaje. En todas sus gestiones, en todas las oficinas hay personal solamente para eso, para que cuente al director o ministro lo que dicen o dejan de decir los empleados.

Si bien todos los gobiernos se sirven de esos sicópatas grabadores de conversaciones, el PLD ha violado el derecho a la privacidad de los ciudadanos y ciudadanas de una manera nunca antes vista. Realmente es una enfermedad.

Lo que viene ahora es mucho más grave. Ahora se sabrá quiénes tienen precio y quiénes no lo tienen, y los indicadores serán, en primera instancia, nombramientos y cancelaciones: nombramientos para los que tienen precio y cancelaciones para quienes no lo tienen. Eso, para los empleados y empleadas, que para los contratistas y suplidores las cosas no serán distintas: cero uso de sus servicios y falta de pago a quienes no se pongan precio, y contratos y pedidos – aunque tampoco les paguen – a quienes se pongan precio.

Es importante recordar a los ingenieros que se quitaron la vida cuando el PLD perdió las elecciones en el año 2000, que quedaron completamente en quiebra, endeudados hasta donde más no se podía y prefirieron suicidarse a pasar la vergüenza de perderlo todo después de tanto trabajar.

Otro de los “especialismos” morados es desacreditar a las personas, desconsiderarlas, chantajearlas, asquerosearlas, descalificarlas, condenarlas a la muerte civil, que les sale más barato, sobre todo políticamente, que encarcelarlas o matarlas.

A los más carentes de educación, por lo tanto más necesitados, los dormirán convenciéndolos de que en cuatro meses harán lo que no han hecho en cerca de ocho años. Les prestarán servicios y les darán ayudas con la promesa de que en lo adelante será así, que tales servicios y tales ayudas no les faltarán jamás.

Tenemos que ser muy cautos en los meses que faltan de campaña, porque están dispuestos a absolutamente cualquier cosa para secuestrar el poder, incluyendo sus famosas situaciones, creadas por ellos mismos, de acciones y omisiones en su propia contra para echar la culpa a los demás. Esa película ya ha sido muy vista.

De modo que en lo adelante, tendremos que dormir con un solo ojo y hacer acopio de nuestras fuerzas, de nuestra entereza, de nuestro convencimiento de que debemos llegar al 20 de mayo dispuestos a ganar las elecciones en la primera vuelta y no podemos perder la concentración en pendejadas ni mucho menos dejar que nos distraigan con factores externos.

Tenemos que mantenernos apegados a nuestra causa común, que es llevar a Hipólito a la presidencia, y cada vez que quieran sacarnos de quicio, rezar: “a un bagazo, poco caso; a un mojón, poca atención”, y tener siempre presente el proverbio africano que dice: “cuando el rebaño se une, muere de hambre el león”. ¡A derrotarlo, pues, en la primera vuelta, para que nos respete! O, ¿estamos dispuestos a cuatro años más en estas condiciones que, con seguridad, empeorarían?

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