Me declaro incompetente.

Hace dos o tres años, realicé unos trabajos de traducción para un ministerio. Las veces que me pagaron, con cheques, tuve que hacer el tour de las agencias del banco, ya que la firma no era correcta, no era igual a la firma que aparecía en las tarjetas y las pantallas. Cada vez que llamaba al ministerio, me indicaban que fuera a tal o cual sucursal, que ahí me lo cambiarían. Y terminé pidiéndoles que no solicitaran más mis servicios.

Recientemente, me llamaron de nuevo. Me exigieron un Registro de Proveedor del Estado y una cuenta de banco, porque ya no pagarían más con cheques, sino por transferencia bancaria (operación que dura un minuto o menos). Sin el menor deseo de trabajar, sólo por la más estricta necesidad, cumplí con los requisitos, coticé y me dieron luz verde para que arrancara, que la orden de trabajo venía en camino.

Primer disgusto: mi cotización indicaba claramente que la forma de pago debía ser contra entrega. Cuando me llegó la orden de servicios, ellos se tomaron la libertad de poner en la casilla de condiciones de pago: "crédito". Que no me preocupara, que el pago saldría pronto, de 15 a 20 días.

A todo esto, días y días esperando un chofer que llegara a mi casa con las traducciones impresas para firmarlas y sellarlas y a procurar la factura, siempre con un "no coja para acá, que el parqueo es un problema". Hasta que cogí para allá con mi bolígrafo, mi sello y mi factura fiscal especial gubernamental.

Una vez firmados y sellados los documentos, y entregada la factura, me salen con que debo presentar una certificación de la DGII que se solicita por internet y que diga que no debo al fisco. Imagínense cómo me puse: un requisito nuevo, ya con el trabajo entregado. Eso no se hace. Tenían que decírmelo antes, que junto a la factura debía llevar eso.

El caso es que cuando voy a la oficina virtual de la DGII me sale un cuadrito diciendo que no tengo esa obligación. Llamé por teléfono y me dicen que ese requisito es sólo para empresas, no para personas físicas. Además, estamos más que vendidos por esas páginas, de manera que para el ministerio no debería ser problema detectar si tengo o no tengo deudas con el fisco.

Es indignante cómo se las arreglan para improvisar y dar largas a los pagos de los centavos, por demás sudados, comparado a la eficiencia y efectividad con la que reparten millones, por ejemplo, a cambio de una levantadita de mano en el congreso, y no solamente cuando de modificar la consitución se trata.

¿No están de acuerdo en que da asco?

P.S. Y que conste que llegué a molestar al ministro, como quien mendiga lo que le corresponde. Sigo sin respuesta y, por supuesto, sin el pago.

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