De neutral, nada, monada

Una cosa es el plan personal de Leonel y otra cosa es el plan de su partido. Cualquiera pensaría que con la mayoría en el congreso, la vida política del presidente se facilitaría. No es así.

Para Leonel es relativamente cómodo tomarse unas vacaciones de cuatro años, y más ahora que tiene ahorros, y regresar nueva vez como el redentor de la república, porque con el desastre que heredará el próximo presidente, si no es un mago, se las verá negras para estabilizar la economía.

Sin embargo, para su partido, ese cálculo no cuadra. En el PLD, sólo Leonel es Leonel; el resto tiene otros nombres y para ellos eso de cuatro años fuera del poder ejecutivo no sirve. Por lo tanto, no están ni remotamente dispuestos a pagar el costo político que implicaría cumplir con los compromisos que Leonel ha hecho con nuestro dinero, que bien podría incluir una respuesta social violenta.

Como han desviado todos los fondos nuestros y prestados, no hay con qué honrar las deudas externas ni locales, a menos que se nos cargue con nuevos impuestos, que se libere la tasa del dólar, que se eliminen los subsidios y las exoneraciones, en fin, que se reduzca drásticamente el gasto y se apriete hasta la asfixia la recaudación. Y creo que ni así.

El caso es que casi todas las medidas necesarias a tales fines requieren leyes nuevas o reformas a las leyes existentes. Para Leonel, esto sería lo conveniente. Pero los legisladores saben que, de aprobar o reformar las leyes, no sacarían, no digo yo un voto, ni siquiera una gata a mear.

Entonces, no ha sido su “anibalismo” que lo ha llevado a declinar sus aspiraciones reeleccionistas, ni a hacer pasar a su mujer por la humillación y el pique causados por el masivo desprecio del comité del partido, ni a convencer a su vicepresidente de que lo deje para después.

Nada de eso. Es que en el PLD hay facciones y todas quieren conservar el poder ejecutivo que, en esta ocasión sin Leonel, daría a otros la oportunidad de acabar con lo poco que queda. Por eso, si yo fuera Margarita, no aceptaría la candidatura a la vicepresidencia. Sólo la estarían usando para asegurarse el apoyo de Leonel, cuya popularidad anda por el subsuelo, pero el dinero del Estado sigue en sus manos.

La neutralidad de Leonel consiste en echar un pulso con su partido. Lo que realmente está en juego para él es asegurarse - a los ojos del mundo, que los nuestros no le importan - una salida airosa del poder ejecutivo. Pero sabe que de ninguna manera gana el PLD y que él es el único responsable.

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