Atendamos nuestros cartones



Si nos ponemos a llevar cartones ajenos, se nos pasarán los bolos. Nos cantarán Bingo, lujo que no podemos darnos.

En estos momentos, lo que menos importa es que Amable se haya ido del PRSC porque Quique había dicho que el partido que preside iría solo a las elecciones, para terminar declarando que no sería piedra de obstáculo y logrando que el directorio presidencial de su partido apruebe que sus legisladores apoyen la reforma constitucional. Tampoco importa que Miguel Vargas, hace un par de días, se manifestara contrario al plan presidencial y que ahora parezca a punto de aliarse con la causa personal del presidente de la república. 

Está claro que tanto el Partido Reformista como el PRD, encarnados por sus respectivos dirigentes, están tratando de preservar su clasificación de partidos mayoritarios que, entre muchos otros beneficios, les garantiza un cuantioso ingreso fijo desde la Junta Central Electoral para eso que ellos juran que es un trabajo político.

No me parece que el comportamiento de Guido en el Tribunal Superior Electoral haya sido una exhibición de gallardía viril. Se puso al mismo nivel en el que, de acuerdo a su criterio, que de ninguna manera discuto, se encuentran los jueces.

Ni alcanzo a ver qué importancia pueda tener que en esta fecha se cumplan 49 años de las primeras elecciones que ganó Balaguer, a menos que nos sirviera para recordar – a modo de advertencia - el inicio de los 12 años, y los posteriores 10 que dieron paso a esta plaga morada que debemos exterminar a la brevedad. En cambio, la fecha de hace dos días, el sábado 30, día de la libertad, pasó desapercibido en vez de ponernos a pensar que cuando permitimos que se instalen regímenes de fuerza, hay que acabarlos por la fuerza.

Todo lo anterior y lo demás, en la vida política actual, es irrelevante. Lo único que realmente importa y en lo que debemos concentrar todas nuestras energías, a lo de que debemos dedicar todo nuestro tiempo, es al hecho incalificable y sin precedentes de que un presidente de la república, desde la mismísima casa de gobierno, haya urdido un plan igualmente incalificable y que se haya dado el lujo que mandarlo a hacer público desde la casa nacional de su partido.

No olvidemos que el hombre se abstuvo de votar a favor de su propio proyecto en la sesión del comité político. Recordemos que le soltó una carcajada a una periodista que le preguntó sobre el asunto al día siguiente de esa imposible de olvidar tarde del jueves pasado. Fuera de eso, no ha dicho ni media palabra, como quien no tiene que ver con nada de lo que está pasando, o como quien no tiene que dar cuentas a nadie de lo que haga o deje de hacer.

Eso es lo que no podemos perder de vista. No podemos distraernos con absolutamente nada. Estamos en peligro, no solamente los anti-peledeístas, sino la mayor parte de la militancia peledeísta. Ya Danilo y su combo han disipado todo resquicio de duda sobre sus intenciones y su disposición a realizarlas caiga quien caiga como, en efecto, ya han caído; cueste lo que cueste como, en efecto, ya ha costado.

No podemos dejar que nos agarren asando batatas. Que no tengamos que ponernos, una vez más, las manos en la cabeza. Y es lo que va a ocurrir si seguimos perdiendo el tiempo en las tantas pendejadas con las que nos distraemos.

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