Queridas congéneres:

Es más o menos aceptable que las personas jóvenes crean que las personas mayores no tenemos historia, como si nunca hubiéramos sido infantes, adolescentes, adultos jóvenes, ni nada, es decir, como si hubiéramos nacido de la edad que tenemos actualmente. Más pronto de lo que se imaginan, descubrirán que no es así.

Aunque nadie aprende en cabeza ajena, es un deber de todo adulto transmitir a las generaciones que lo siguen, no solamente las tradiciones y costumbres, sino la importancia de ciertas actitudes en los diferentes aspectos de la vida, a saber, la vida política, la vida económica, la vida social y sus divisiones, tales como la vida ciudadana de base (el barrio), la vida religiosa, la vida académica y la vida sexual.

Y, sobre la vida sexual es que quiero llamarles la atención. Gustar es importante, de hecho, muy importante. Es ahí donde empieza el ejercicio de la sexualidad, la que sea. Ahora, si para gustar, ustedes, principalmente las hembras, pero no pocos varones, entienden que deben someterse a una cirugía que además de cara es de post-operatorio doloroso, eso, sin mencionar los riesgos, les recomiendo fuertemente que vayan a terapia a manejar su auto-estima.

Una cosa era desrizarse el pelo en los tiempos en que las presiones sociales fulminaban el pelo "malo", otra es teñirse las canas como negación de la vejez, y otra muy diferente es hacerse una lipoescultura, aumentarse las nalgas y las tetas, o recogérselas. 

Quien no es capaz de fijarse en ti como eres, de querer disfrutar contigo del placer físico momentáneo, temporal, prolongado, definitivo, pero tal cual, no te merece, ni para eso. Ni siquiera estoy hablando de emociones, mucho menos de uso de la inteligencia ni del conocimiento.

Es una esclavitud de la peor. Sí, porque te ves artefacta. Pero todo lo que te "corrigieron" recae. Y si el móvil es conseguir o mantener pareja, de verdad, no vale la pena.

Por si no te has dado cuenta, es una forma de violencia de género. Es humillante, denigrante. Es pagar un dineral para someterte a una carnicería, exponerte a un daño permanente, a la muerte misma. ¿Para qué?

Todo el mundo tiene su público. El físico es importante, sí, pero no al extremo de hacer cambios tan caros, dolorosos y peligrosos. Incluso cambios menores, como bordes de los labios tatuados, "ejas" tatuadas, labios engrosados, y demás pendejadas, francamente, se ven horribles, en algunos casos son irreversibles y siempre tienen sus riesgos. ¡Y esa uñas, en pies y manos, con dibujitos! ¡Qué horror! No hablemos de los hongos que generan.

Créanme que es mucho más gratificante atraer por una mirada, una sonrisa, un gesto, una actitud que "prometa", que parezca garantizar un momento - o una vida - memorable, difícil de dejar, en el peor de los casos, imposible de olvidar.

Hace siglos que está comprobado que las mujeres nos vestimos, nos maquillamos, nos "arreglamos", para competir con las demás. Para gustar a los hombres, sólo se necesita ser mujer, femenina, y ejercerlo. Es lo único que interesa a un hombre-hombre. Los que prefieren mujeres de quirófano también tienen problemas de auto-estima, buscan en primer lugar deslumbrar a otros hombres, provocarles envidia.

De ahí que haya muchas mujeres que se abandonan, es decir, que dejan de ejercer su feminidad, precisamente porque ya, consciente o inconscientemente, no quieren gustar más, debido a experiencias que verdaderamente hacen arrepentir a cualquiera. 

Y hasta aquí las divagaciones del día, motivadas por la noticia de la muerte de una joven, una más, después de una de esas innecesarias operaciones.

  

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