Queremos a Hipólito

Cuando baje la marea en el PRD, Hipólito debería reunirse con las tantas personas y los tantos grupos no perredeístas que lo acompañamos desde que lanzó su precandidatura, que sumamos casi la mitad de los votos que obtuvo, de acuerdo a los resultados oficiales de las elecciones. No creo que nadie esté interesado en la película que se está filmando en el PRD en estos momentos. A diferencia de los dirigentes, miembros y simpatizantes del partido, carecemos de vínculos con Miguel Vargas, pensamos muy mal de su feo comportamiento durante el proceso y quedamos sin entender por qué no lo expulsaron a la primera señal de su posición frente a la candidatura del partido que hasta hace poco presidía. En cambio, con Hipólito, estrechamos los lazos, los que fueran, que nos llevaron a integrarnos al Proyecto República Dominicana. Estuvimos de cerca con un hombre que nos robó por completo el corazón, que nos dio un ejemplo invaluable de tenacidad, que se hizo acompañar de un candidato insuperable a la vicepresidencia, en fin, que nos permitió ignorar por completo a algunos indeseables que lo rodeaban. Llevar esa campaña hasta el final con el presidente de su partido abiertamente en contra, sin seguridad económica, enfrentando las asquerosidades producidas por quien se dio por ganador y sus aliados, fue un acto de gallardía viril pocas veces visto, como lo fue admitir con humildad sus errores del pasado y, sobre todo, abandonar la comodidad de su vida sin mortificaciones para dar la cara por todos cuantos queríamos, necesitábamos y merecíamos cambiar de gobierno, pero de verdad. La noche del cierre de campaña le di las gracias en persona, pero ahora lo hago públicamente. Gracias, Hipólito, por los ingentes esfuerzos por sacarnos de este profundo abismo al que nos dejamos lanzar. No debemos perder el contacto. Aunque no ingresemos al PRD, sea porque ya estemos en otro partido o porque no nos guste ese partido, queremos mantenernos cerca de su líder. Si de algo sirvieron nuestros pequeños aportes, que conste que siguen a la entera disposición. Para sobrevivir a la que nos espera, debemos estar unidos, cohesionados, darnos fuerzas y valor unos a otros, informarnos, capacitarnos, preparar el relevo. Y por lo que vimos, estamos viendo y está por verse, dentro de la estructura del PRD va a ser muy difícil. Por mi experiencia como hija y como madre, nunca me gustó el grito de “¡Llegó Papá!”, ni de broma, pero ante esta brutal sensación de desamparo, lo entiendo, lo acepto y lo añoro.

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