Méritos propios



Queremos ganar las elecciones de 2016. Las presidenciales. Las legislativas. Las municipales. Queremos obtener la mayoría de los votos en las tres boletas. Para eso, creamos un partido revolucionario, moderno y mayoritario, un partido que nació grande. Para eso, elegimos un insuperable candidato a la presidencia. Para eso, próximamente llenaremos las boletas de candidatos idóneos al Congreso y a los ayuntamientos.

No tenemos necesidad de consolarnos como los tontos, con el mal de muchos, por más que parezca beneficiarnos y aunque, de hecho, pueda terminar beneficiándonos. Ni tenemos por qué consolarnos, ni debemos ponernos en la posición de los tontos. Tenemos con qué competir y ganar. 

Ahora, debemos concentrarnos en la selección de los candidatos. A partir del día de la pasada convención, como lo mandan los estatutos, disponemos de 120 días para decidir con quiénes llenaremos las boletas. Con cuidado, con esmero, con meticulosidad, con pinzas, con criterio incluyente, lejos de toda discriminación. Somos demasiados aspirantes y los espacios están contados, no hablemos de los compromisos asumidos y por asumir en pactos, alianzas, frentes y convergencias.

Es cierto que las elecciones hace años que se convirtieron en un mercado. Es cierto que las campañas cuestan sumas alucinantes de dinero. Pero también es cierto que los votantes están ávidos de propuestas que se entiendan, que luzcan factibles, que suenen a soluciones definitivas a los tantos problemas tan sencillos que nos afectan a todos y que no tienen razón de existir, permanecer y empeorar. Y, sobre todo, que les lleguen de entes y entidades de confianza ganada y establecida por su comportamiento en sus respectivas comunidades, verdaderos representantes de los diferentes sectores sociales, tomando muy en cuenta las llamadas minorías.

No es por el desastre de otros partidos que vamos a ganar, ni porque el mundo esté harto de ellos, que lo está. Es por méritos propios. De todos modos, los votantes saben que para sacar el PLD del poder lo único que pueden hacer es votar por los candidatos del PRM, porque de votar por otros candidatos, por buenos y meritorios que sean, estarían dispersando los votos, por lo tanto, favoreciendo el PLD. Para su suerte, tenemos, somos, una buena oferta, una garantía de que la vida puede mejorar. No un espejismo en el oasis, sino el refresco en el desierto.

Y no, no vamos a arrinconar a los viejos robles, ahora llamados dinosaurios incluso por la prensa. Del mismo modo en que tratamos a nuestros propios adultos mayores, trataremos a todos los adultos mayores del país, aprovechando su experiencia y la fortuna de que estén física y mentalmente hábiles para proporcionarnos toda la orientación y el apoyo que necesitamos, bueno, que necesitan los más jóvenes, porque los de mi edad, a pesar de ser de otra generación, también somos viejos. Vamos a mantener hacia ellos todo el respeto que hasta hoy les hemos tenido, al igual que la admiración y el afecto.

Caminemos hacia el 2016 a paso seguro, sumando y multiplicando, no restando ni dividiendo. Seamos la diferencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Memorias de Gestión Consular

Prestigio prestado

Cuando baila un buen merengue