Cuatro pájaros de un tiro

En medio del desparpajo gubernamental para administrar el Estado y tratar a sus propietarios, que les pagamos no sabemos cuánto, más todo lo que nos niegan y nos arrebatan, el presidente se ha estado quitando de encima sus mayores estorbos políticos: su propio vicepresidente, su propia esposa y su propio candidato.

Al vicepresidente, lo conserva como tal, porque no le queda de otra y en algún momento, antes de que se destapara a dar declaraciones tan repetitivas como desafortunadas, le sumó, en términos sociales. A la esposa, la conserva como tal, porque es mucho lo que le ha aportado en términos económicos, y también sociales (en su momento, era importante estar casado). No sé qué le habrá aportado Danilo alguna vez, pero en este momento lo ha hecho quedar como un presidente de partido que acepta decisiones, lo cual no es más que otro montaje.

Pero, en términos políticos, se los quitó de encima a los tres. Ahora, sus amarres andan por otro camino: ya tiene el poder legislativo y el poder municipal, y dentro de poco tendrá en sus manos el poder judicial. Lo que menos le importará en la vida es en manos de quién caiga el poder ejecutivo. Y, ni su vicepresidente, ni su esposa, ni su candidato tendrán nada que reclamarle porque, de acuerdo a su mejor criterio, “hizo todo lo que pudo”.

En estos momentos, otros altos funcionarios morados, como quienes no tienen nada que perder, parecerían estar inmolándose, dando la cara por las falacias gubernamentales, sacándonos la ofensiva lengua oficial. Ya el denuedo llegó al extremo de que las denuncias más fuertes emergen del gobierno mismo, incluyendo la boca del presidente en persona. No falta nada para que sean ellos quienes organicen abiertamente las protestas, que por debajo ya lo han hecho.

Si son muchos y muy graves los hechos y las omisiones del gobierno, lo nuestro llora ante la presencia de Dios. ¡Somos sus cómplices! Nos hemos dejado quitar nuestro patrimonio, hemos permitido que nos endeuden hasta dentro de varias generaciones, nos hemos dejado patear, engañar, burlar y ¿qué hemos hecho al respecto? ¡Nada! Nada que no sea declarar a Leonel como una versión mejorada de Balaguer, en son de admiración y respeto, confiriéndole atributos y poderes que no tiene, y no como un terrible mal que nos afecta mortalmente. ¿Será que también nos han despojado de nuestra identidad, de nuestra auto-estima, de nuestro amor propio? ¿Será que somos el cuarto pájaro que Leonel mató del mismo tiro? “Ningún pueblo ser libre merece…”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Memorias de Gestión Consular

Prestigio prestado

Cuando baila un buen merengue