En sesión permanente

Admitiendo que nuestra necesidad real es un cambio radical de sistema, hace tiempo que decidí ejercer mi derecho a participar – hasta donde el sistema que nos rige lo permite – si no en la toma de decisiones, al menos en publicar posiciones sobre los temas que nos afectan, nos interesan o nos sensibilizan, de manera que, como ya es de conocimiento de quienes me leen, estoy metida de cabeza en apoyar la candidatura presidencial de Hipólito Mejía.

Me declaro en sesión permanente. A tales fines, pongo a disposición mi blog: cibercosette.blogspot.com, si “jallo” los cuartos, en algún momento abriré un programa de radio, y tengo un nuevo correo electrónico: ensesionpermanente@gmail.com. Espero recibir sus comentarios, sus puntos de vista, temas a tratar, observaciones, advertencias, aspectos que deban ser incluidos en el programa de gobierno, en fin, todo lo que quieran decir sobre el candidato de mi preferencia.

Acepto críticas, por duras que sean. Insultos, no. Yo también sé ofender ¡y de qué manera!, pero creo que en estas circunstancias esa práctica es innecesaria. Ahora tenemos un objetivo común: todos queremos mejorar la calidad de nuestras vidas, que ya no aguanta ni medio bajón más.

No creo que Hipólito sea un santo milagroso, aparte de que tiene a más de un árbitro en contra, incluso dentro de su misma cancha; pero sí creo que es el mejor intencionado del menú, eso aparte de que es mi amigo personal a quien profeso afecto y gratitud, para que tampoco tengan que molestarse en recordármelo.

Esto ha sido demasiado PLD, para el gusto de cualquiera. Los mismos peledeístas están recontrajartos de su propio gobierno. Repito, sería ideal un cambio de sistema, pero mientras tanto, esto es lo que tenemos: o seguir con el PLD, no sé con qué fuerzas, para esta vez soportar a un ambivalente como Danilo, o regresar a un Hipólito contrito y renovado.

Entonces, pongámonos todos en sesión permanente y así pasaremos lo que falta de gobierno morado no solamente entretenidos, ocupados, para sentir menos el paso del tiempo y los embates gubernamentales, sino para darnos el gusto de aportar lo más valioso e irrecuperable que tenemos, nuestro tiempo, a una causa común: erradicar el comesolismo pernicioso que nos ha arrojado al fondo del precipicio mientras nos restriegan con desparpajo el insaciable festín que se han dado durante estos años, no limitándose a arrebatarnos todo lo que teníamos, sino dejándonos endeudados hasta sabrá Dios cuantas generaciones. Espero sus mensajes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Memorias de Gestión Consular

Prestigio prestado

Cuando baila un buen merengue