La asamblea del PRSD

Este domingo 29 tendrá lugar la asamblea del Partido Revolucionario Social Demócrata en la que se determinará qué candidato apoyará en las elecciones de mayo.

Debidamente inscrita poco después de su fundación (fui su candidata a diputada en 2006 y a regidora en 2010), allí estaré, militantemente. Espero, desde el fondo de mi corazón, que ese candidato sea Hipólito Mejía.

Sí, porque perderme a mí no significa nada. No represento capital político. Mi amistad con Hatuey está a prueba de eso y mucho más. Son demasiados años de cariño y, sobre todo, de respeto. Pero de ninguna manera permaneceré inscrita en un partido que apoye al candidato morado.

No creo que esto llegue a ocurrir. Mayormente, el padrón del PRSD se compone de los perredeístas que siguieron a Hatuey. Si bien es cierto que el PRSD no apoyó al PLD en 2004, la posición de Hatuey frente a la reelección de Hipólito fue determinante para el triunfo electoral de Leonel. No ha quedado el menor resquicio de duda de que se trató de un acto de fe o, como prefieren llamarlo, de principios. Y aquí tengo que excluirme: apoyé la reelección porque no quería y sigo sin querer el gobierno morado.

Está claro que el PRSD no ha tenido una conducta clientelista. ¿Cuántos miembros del partido han tenido o tienen funciones en el gobierno del PLD? Y si de esos poquitos queda alguno, ¿cuál ha sido una función digamos importante? Ninguna. O sea, en términos de repartición del pastel, no se puede decir que el PRSD haya sido aliado del PLD. Entiendo que éste no es el momento de empezar a serlo.

Lo primero que hizo Hipólito cuando lanzó su pre-candidatura hará cerca de dos años fue visitar a Hatuey. Al mismo tiempo, lejos de recordar sus glorias pasadas, reconoció sus errores, empezando con mucho énfasis por su repostulación.

Siendo igualmente amiga de Hipólito y habiendo tenido un buen empleo durante su gobierno, él nunca me ha reclamado que me haya inscrito y haya sido candidata en el partido de Hatuey. Hace meses que colaboro con varias comisiones de campaña, de trabajo delicado, y nadie me ha restregado mi membresía en el PRSD, ni me ha manifestado la menor actitud de desconfianza. Todo lo contrario. Me conocen precisamente por Hatuey, y por nuestro querido por siempre Albert Giraldi, por todas nuestras vivencias. Tenemos una historia en común.

El caso es que llevamos ocho años muy castigados, social, política y económicamente, y quienes primero fuimos y ahora tenemos hijos e hijas conocemos los catastróficos resultados de los castigos prolongados. Necesitamos que el PLD salga del poder y la única posibilidad real es llevar a Hipólito a la presidencia, aunque le toque gobernar un Estado abrumadoramente endeudado y asquerosamente amarrado.

Tengo la seguridad de que el candidato que elegirá la asamblea y que aparecerá en la boleta del PRSD el 20 de mayo será Hipólito Mejía. Por eso, acudiré a votar. Que no sea por un voto, mucho menos el mío, que se pierda ese invaluable apoyo. Eso sí que no lo perdonaría Peña Gómez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Memorias de Gestión Consular

Prestigio prestado

Cuando baila un buen merengue