Pensamiento y corazón

Así dice en alguna parte una canción, de esos “estrenos mundiales” que me encantan, en la voz de Rafael Vásquez. En el PLD, todos los que están desde su fundación recibieron entrenamiento político no solamente en los círculos de estudio, sino en varios países bajo diferentes sistemas de gobierno y hasta de guerra. Además, muchos de ellos realizaron altos estudios académicos, tienen o tuvieron hábito de lectura, gusto por las artes y mucha experiencia laboral.

Eso convierte en imperdonable lo que han hecho con el país. Lo que les sobra en el cerebro les falta en el corazón. No han tenido voluntad, dicho en buen dominicano, no les ha dado la gana de hacer su trabajo, el trabajo para el que le pagamos verdaderas fortunas, sin contar los beneficios marginales “inherentes al cargo”, de acuerdo a su mejor criterio.

Son de mal fondo, malos por el placer de serlo, porque sí. Tienen el corazón lleno de odio, de resentimiento. Se han puesto al servicio de las causas más oscuras, más perniciosas. Han enfermado mortalmente a la sociedad. Y no lo han hecho por ignorancia, sino con toda frialdad, de muy mala fe.

Se han vuelto delirantes, perdieron la noción de la realidad y, si bien es cierto que han confundido bastante a la población, el vertiginoso descenso de nuestro nivel real de vida más el atropello que representa la vida loca de los funcionarios nos mantiene firmes en lo que queremos, necesitamos y merecemos para mejorarlo, que no es precisamente dejarlos permanecer en el poder.

Habrá que hacer un estudio de ese fenómeno, ese proceso que impide a los peledeístas ver más allá de sus narices, de pensar más allá de sus arcas personales. Yo no sabía que, por dinero, se podía hacer tanto daño y a la vez soportar tanto desprecio, infinitamente más que el de ellos hacia nosotros. Sí, porque ellos nos menosprecian, pero nosotros los despreciamos, les tenemos asco.

A dos meses y pico de las elecciones, todavía hay quienes no se atreven a manifestar sus intenciones electorales. Son demasiadas amenazas de perder el empleo, la iguala, el contrato, la pensión, la tarjeta, el seguro subsidiado, la comisión, la borona, no hablemos de chantajes de otro tipo.

Los peledeístas han traspasado todos los límites, han roto los récords globales de corrupción, de irresponsabilidad, de abuso, de irrespeto a los propietarios del Estado cuya administración pretenden mantener en franco secuestro.

No contamos con su arrepentimiento. No podrán resarcirnos. Ni disfrutarán de lo que nos han arrebatado.

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