El peligro de olvidar
A pesar de mi intención de no verlo, lo vi. Editado en Madrid, documentado por varios libros, por todos los periódicos de circulación nacional, y muchas fílmicas de noticiarios, y pasado más de una vez por cuanto canal de televisión les vendió espacios, no hay dudas de que fue un trabajo arduo y de que costó, está costando y costará muchísimo dinero, del nuestro, del que nos arrebatan y del que toman prestado para que nosotros lo paguemos. Felicitamos a los agraciados.
Sin defender, desmentir, explicar, justificar ni dorar de ninguna forma la píldora presentada en el documental, sigo pensando, con más fe ahora, que a los peledeístas, sus aliados y asesores no les cruza por la cabeza hasta dónde se están clavando el cuchillo.
El documental no contiene un solo dato que no se supiera, ni un solo hecho ocurrido en privado o en secreto. En contra de su intención, deja patente que el gobierno del PRD, el cacareado gobierno anterior, el gobierno de Hipólito, con todos sus yerros, ha venido a ser un juego de niños comparado con el gobierno actual. Ha dado la razón a nuestra desesperación por que termine.
Esto no tiene precedentes. Ahora está más claro que los dos gobiernos consecutivos del PLD son la explicación principal del resurgimiento – ¡en qué dimensión! – de Hipólito. El PLD, con Leonel a la cabeza, ha canonizado el gobierno entero de 2000 a 2004. Si al PRD le estuvieran faltando votos para ganar las elecciones, con ese documental se conseguirían ésos y muchos más, para ampliar la ventaja existente.
Reforzando las imágenes mostradas, ¿qué peledeísta se atreve a declarar lo que declaró un perredeísta justo después de la inauguración de un acueducto, de que en su casa seguían sin recibir agua potable? ¿Qué dirigente del PLD osa admitir ante la prensa que su presidente se excedió en una medida tomada, en una orden dada? ¿Hay algún legislador peledeísta capaz de recordar a su presidente, por televisión, que todo el partido dio la cara por él?
Aquí entre nos, ¿les parece que Leonel aguantaría la actitud insolente de un periodista cubano o de cualquier otro país? ¿Tenemos la percepción de que Leonel, Margarita y Danilo, los tres juntos, pudieran tener una formación doméstica igual o ligeramente mejor que la de Hipólito? ¿Sabe alguien con qué se divierte Leonel?
¿Ha mejorado nuestra vida en algún aspecto? ¿Hay menos delincuencia en el gobierno y en la calle? ¿Menos narcotráfico? ¿Menos crímenes de odio? ¿Más producción? ¿Menos importaciones? ¿Más luz? ¿Más agua?
Nada más cierto que olvidar es un peligro. Pero no hay un dominicano ni una dominicana que olvide estos ocho años. Si todavía había alguien dudando que tanta bajeza fuera real, si quedaba alguien aferrándose a lo que Leonel y su gente tienen el tupé de llamar campaña mediática, envidia, incomprensión, a estas alturas, todo se ha despejado.
Productores, les ordeno - al fin y al cabo también estoy pagando - que sigan pasando el documental. Votantes, no se lo pierdan por nada, y comparen ¡tema por tema!
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