Exportando ridiculez

El comportamiento de los dirigentes y funcionarios morados los ha puesto en ridículo más allá de nuestras costas y fronteras. Esa carta de desagravio enviada por el Senado de la República al presidente de los Estados Unidos se pasó de innecesaria. Violó los tratados que rigen las relaciones internacionales. Mostró al mundo qué clase de hombres y mujeres aprueban nuestras leyes, su nulo sentido de la solemnidad, su desconocimiento total del protocolo. Pasaron por encima al jefe de la política internacional y al representante del gobierno dominicano ante el gobierno americano. El peligroso espectáculo al que se prestó el canciller, precisamente el canciller que más años ha pasado en el puesto - que además de estos ocho, también lo fue en tiempos de Balaguer – ha disipado cualquier resquicio de duda sobre la personalidad de este hombre. Se hace difícil asimilar que no haya aprendido nada. Entonces, no queda más que pensar que se trata de maldad pura y simple. ¡Quién lo habría dicho! Prestarse a dar categoría de estratega de guerra a un asistente personal… Después de aquella sorpresiva y sorprendente misa por la salud de Chávez en pleno Palacio Nacional, trascendió que Vincho, que no es canciller ni embajador, viajaría a Venezuela de parte de Leonel, en aparente visita de cortesía, con la intención de demostrar a Chávez que Hipólito es enemigo del pueblo venezolano. ¿Cree que así recuperará la confianza perdida? Todo esto, mientras el muy pronto ex presidente dominicano se va de gira, primero a una asamblea de las Naciones Unidas que terminó sin decisiones firmes, y luego a una cumbre en Colombia que finalizó sin declaración, por falta de quórum. De regreso, hizo escala en una reunión del CARICOM que lo único que confirma es esa gran necesidad interior de no estar en el país, que todos compartimos plenamente con él, pero que no podemos satisfacer a gusto como él. Lo anterior y mucho más, deja claro que el PLD, los peledeístas, sus candidatos y sus aliados tienen la certeza de que perderán las elecciones. Pretenden crear un ambiente internacional hostil a Hipólito. Sin embargo, están haciendo un ridículo tras otro. Están como la gente plebe cuando pierde la pareja que, si tiene que inventar, inventa, pero le fabrica una mala fama a su reemplazo. De ñapa, un chismecito: la esposa de un empresario, ahora ministro, de gran vida social desde siempre, quiso organizar una cena en honor a la esposa de Danilo y ni una sola de sus amigas y relacionadas aceptó la invitación.

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