17 de abril de 2012

El día no podía parecer más prometedor. Tempranito en la mañana, a la hora natural del desayuno, Cecilia García hace pública su adhesión a la candidatura de Hipólito Mejía, por demás con gran estilo, motivada por la traición a don Juan de parte de sus discípulos y advirtiendo que sería la primera en denunciar cualquier viso de mal comportamiento durante el próximo gobierno del PRD. Los comentarios y mensajes que circularon por las redes mostraban la bienvenida este apoyo, si bien no faltaron un par de irreverencias de parte de los interactivos morados. Saber, de parte del coordinador regional, que los numeritos en el sur profundo han mejorado sustancialmente, le alegra la vida a cualquiera en un momento como el que vivimos. Que nuestro embajador en Haití se desvinculara del asqueroso montaje de autoridades dominicanas y haitianas, no deja de ser una sensación de que no todos están podridos. Pero fue bastante desagradable ver que, cual príncipe heredero, al hijo de Leonel lo vitorearon para presidente, después del confuso incidente en el que el PLD lo declaró agredido, pero la realidad es que hubo un muerto por la mala instalación de su tarima. Luego, el rumor de una rueda de prensa, supuestamente para anunciar el paso de Miguelito y compartes a apoyar la candidatura de Danilo, en cierto modo nos alegró, pensando que así quedaría todo más claro, digamos que con el juego abierto. Mas no fue así. Decidieron copiar la práctica morada y hacer su propio montaje, con su propia grabación de llamada telefónica, esta vez asegurando que se trataba de la voz de Guido Gómez Mazara tramando la muerte de Miguelito Vargas. Alimentamos la esperanza de que se tratara de un espectáculo previo a su partida al otro bando, pero ni para eso hay suerte. Dizque no se van del PRD porque parte de su compromiso con Leonel es decidir el triunfo de Danilo o, por lo menos, una segunda vuelta, en caso de que los resultados de las elecciones dejen algún resquicio de duda. O sea, en principio, habrían pagado u ofrecido pagar para que la mismísima dirección del PRD les conceda ya sea el triunfo o la segunda vuelta. Como si eso no fuera suficientemente abrumador para un solo día, en cuestión de minutos recibimos la noticia de que Guillermo Turull acababa de morir, mientras manejaba con un cuchillo clavado en el cuello, tratando de llegar vivo a la emergencia de una clínica. Con la intención de despejar los pensamientos antes de dormir, sintonizamos el concurso de belleza, del cual no haré ningún comentario, porque ¿quién me mandó a ver eso? y, conste, que no fue el desarrollo del concurso lo que me hizo apagar la televisión, sino la frecuente publicidad, casi toda campaña sucia de los Vincho contra Hipólito que, según me dicen, no es más que el avance del anunciadísimo documental “El peligro de olvidar”. No se dan cuenta de que su único logro es mostrarse como siempre se ha dicho que son. Se niegan a aceptar que la intención del voto de los dominicanos y las dominicanas ya está definido.

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