No nos equivoquemos



Jugando, compitiendo, adquirimos en la infancia y en la juventud valores tales como el honor, la dignidad y demás. Aprendemos a ejercer nuestra ciudadanía de base. Nadie, a ninguna edad, juega ni compite con sus enemigos, sino con sus familiares, vecinos, amigos y compañeros; con sus pares, como se dice.

De ninguna manera podemos pensar que los cuatro aspirantes a la candidatura presidencial que se elegirá mañana en la convención del PRM son enemigos entre sí. Son compañeros de partido, lo han sido toda la vida. Y sus votantes también. Candidatos, líderes, dirigentes, activistas y militantes, todos pertenecemos al mismo partido y tenemos un objetivo común: ganar las elecciones de 2016 con el candidato que resulte electo mañana.

Por supuesto, cada uno quiere que el candidato de su elección, de su convicción, obtenga la candidatura. Pero sabemos que, sea quien sea el ganador, cuando llegue al poder ejecutivo pondrá en marcha el programa de gobierno que elabore el partido, de acuerdo a los principios y postulados que le dan esencia. 

Siendo así, podemos sufragar en paz, votando por quien queremos y respetando la voluntad de quienes tienen otra preferencia. Los demás precandidatos, los que no son el o la beneficiario/a de nuestro voto, también son del partido. Y quienes voten diferente a nosotros, son nuestros compañeros. Todos trabajaremos juntos en la campaña electoral, todos apoyaremos a quien resulte ganador/a.

La convención de mañana debe ser una fiesta, con la alegría que proporciona haber logrado un padrón de más de dos millones de inscritos en tan poco tiempo, no hablemos de la invaluable ocasión de demostrar que sabemos organizar una actividad de tal magnitud y terminarla sin el menor percance. Mañana en la noche, todos y cada uno de los perremeístas quiere, puede y debe sentir la enorme satisfacción de haber llegado a ese momento con el espíritu henchido del placer que da hacer las cosas bien.

Nuestros conciudadanos de otras parcelas políticas nos profesarán respeto, no tendrán dudas de que somos una opción de poder, la mejor. Nos creerán cuando digamos que queremos convertir nuestro país en un lugar donde se pueda vivir. Sabrán que tenemos normas de convivencia, que nos tratamos bien entre nosotros y tratamos bien a los demás.

El tiempo pasa sin detenerse, de manera que el final del día de mañana llegará y ya falta menos. No creo que sea demasiado pedir que maximicemos nuestros niveles de flexibilidad y tolerancia para con nuestros compañeros y lleguemos a la noche de mañana sin haber alzado la voz, mucho menos las manos, ni una sola vez.

Las instrucciones que se han publicado son claras. Se han tomado medidas para que nadie que quiera votar se abstenga por falta de información, al extremo de colocar delegados en lugares que son colegios electorales en las elecciones generales pero que no lo serán mañana, quienes indicarán dónde pueden votar los inscritos en dicho centro. Más de ahí no se puede pedir, a no ser la aceptación incondicional y el apoyo irrestricto a quien resulte electo.
  

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